miércoles, 4 de mayo de 2011

Ultimate Fantastic Four #1





GUION: Brian Bendis, Mark Millar, Warren Ellis
DIBUJOS: Adam Kubert, Stuart Immonen
EDITORIAL: Panini
PVP: 29,95 €


Tomo tapa dura. 304 pgs color. 19 x 28 cm. Recopila: "Ultimate Fantastic Four #1-12" USA.

Cuando hace ya unos pocos años se empeñaron con el proyecto definitivo de la serie Ultimate, muchos todavía no lo teníamos muy claro. La idea era presentar los viejos personajes de siempre, como si hubieran adquirido los poderes en la actualidad (a principios del siglo XXI, se entiende). Sin embargo, la adaptación de los Avengers dejó buen sabor de boca, no así los mutantes o artrópodos humanos. Cuando con algo de retraso le tocó el turno a la primera familia, incluso alguien me recomendó especialmente la aventura, con lo que ya contaba con acreditación. No ha sido, sin embargo, hasta su integración en la colección Marvel de Luxe que plantea Panini, que no me he animado a darles una oportunidad.

Y no será por los nombres detrás del cómic. Una primera trama la escriben nada menos que Millar, el hombre de las ideas extremas que acaban algo romas, y Bendis, un autor que aquí consigue congregar todos los defectos que le recriminan los aficionados. De nombre Lo Fantástico, dando título al volumen, presenta un origen liviano para satisfacer las demandas habituales. No busquen los arqueólogos referencias a viajes espaciales, pues han apostado ahora (creo que acertadamente) a desplazamientos dimensionales, más abstractos y esotéricos. No falta tampoco un villano bobalicón y lamentable, que posibilitará marcar los límites de los recién descubiertos poderes. El trabajo de Kubert, para cerrar la crítica, es adecuado si ignoras elementos artísticos como la profundidad, pero valoras positivamente el movimiento.

Para el segundo arco, titulado Muerte en honor al archivillano del equipo, cuentan con guión de Ellis. En honor a la verdad, no obstante, un mono espástico con una máquina de escribir hubiera logrado efecto similar. Aplaudo a mi pesar el análisis científico al que el afamado guionista somete a los héroes, pero cuatro apuntes no inflan el globo de la mediocridad. Immonen dibuja las viñetas, substituyendo hábilmente el talento por imágenes amorfas y asimétricas.

La valoración podría parecer nefasta, pero ocurre todo lo contrario. Un aficionado puede acusar cansancio tras leer un álbum europeo o independiente, farragoso o intelectual, sin desmerecer su calidad intrínseca. De vez en cuando se agradece un plato ligero, insípido, con muchas galletas y poca materia gris, que te emocione la retina y un supuesto patriotismo mal entendido. Para esos momentos, recomiendo este tomo.


Valoración: 4/10



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