jueves, 26 de mayo de 2011

Madame Xanadú #3

wrapimgGUION: Matt Wagner
DIBUJOS: Amy Reeder Hadley, Joëlle Jones
EDITORIAL: Planeta
PVP: 16,95 €


Tomo tapa blanda. 192 pgs color. 17 x 26 cm

Con este volumen se clausura, a menos de momento, la aventura de la joven eterna ligada a la vida y la naturaleza, conocida en ciertos ámbitos como Madame Xanadú, en busca de cierto misterio en la mercadotecnia. Tras muchos avatares y menesteres, la chica ha abierto un negocio de ayuda mágica y adivinación en la capital del mundo en los años ’50, y parece que su clientela es definitivamente problemática.

El principio es prometedor, pues lo protagoniza la típica madre joven, fruto del sueño americano, ama de casa frívola y acomodada. El despertar de su mundo perfecto es convulso, y antes de conocer las causas, nosotros mismos seremos partícipes del estupor creciente cuando sobrenaturales hechos se ceban en su persona.

Matt Wagner
insiste en la fórmula con la que apostó en un primer momento, y que finalmente ha conducido a la quiebra de la colección. Siendo un personaje de nueva creación, necesita con urgencia un pasado, sobretodo teniendo en cuenta la editorial que la abraza; por ello recurre al socorrido flashback hasta rozar el hastío. Ahora sabemos algo más del desarrollo de su criatura al unísono de la humanidad, junto a un familiar directo que tendrá total relevancia en esta trama.

A pesar de lo prometido, no encaja en el sello adulto Vertigo. Oportunamente se han inventado el subíndice Visions, para casar el UDC con el universo mágico de la editorial evitando en lo posible la violencia y el sexo, no aptos para ojos mojigatos y potenciales clientes adinerados. No faltará tampoco ahora ese personaje extraido del fondo de armario, para colorear y otorgar un carácter pintoresco al episodio.

Reeder Hadley vuelve tras el descanso favorecido por Kaluta, pero lo hace a sabiendas de la inminente cancelación del título. Solamente por eso se explica la dejadez en su labor, sobretodo los últimos episodios; abandona la redondez y relieve que tan buen resultado le dio en sus inicios, a favor de unos ángulos y una inexpresividad impropias de su labor profesional. Joëlle Jones ilustra capítulos de relleno y enlace de manera aceptable, lo que confiere aun más vergüenza sobre las espaldas del dibujante titular.

Fallido intento a todas luces, la serie padece una cancelación anunciada, fruto de una indefinición que obliga a permanecer ambigua en muchas líneas de trabajo. El personaje, no obstante, goza de la suficiente gracia y simpatía como para ser utilizado en un aprovechable y predecible futuro. Ahora bien, no nos confundan a los que buscamos una dramatización más adulta en un cómic.


Valoración: 4,5/10



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