domingo, 31 de mayo de 2015

Trillium

wrapimgGUION Y DIBUJOS: Jeff Lemire
EDITORIAL: ECC
PVP: 17,95 €


Debido al poco tiempo de que dispongo ahora mismo para reseñar, presto especial atención a aquellos títulos que me resultan más estimulantes (lo que sin duda ha provocado un descenso en el número de reseñas publicadas). Cuando Trillium sonó para los Eisner, y más cuando supe que se editaría en breve en nuestro país, aplaudí con las orejas, y ya la convertí en objetivo para mi colección. Ahora me congratulo de haber encontrado este ejemplar en una biblioteca.

Lemire es un autor que ya llamó la atención cuando escribía para editoriales independientes, y su esporádica aparición en Vertigo no hacía más que reevaluar su cotización; Sweet Tooth, inédita en castellano, parece ser su obra bandera. Pero ha sido con el relanzamiento del Universo DC cuando se ha reivindicado como autor de élite. Ahora tiene la oportunidad de emprender un gran proyecto, digno de la atención de los críticos, pero que a mí me ha dejado algo frío.

En el siglo XXXVIII, a comienzos de primavera (…) los restos de la humanidad se enfrentan a la extinción, perseguidos por un virus inteligente, por ejemplo. La clave de la salvación parece estar en una flor cultivada por seres azules de otro planeta, que hablan en cristiano, pero substituyendo caracteres, como en un libro de cuentos.

Por otro lado, una expedición británica en los años ’20, halla unas pirámides precolombinas protegidas por unos indígenas muy nerviosos, todavía no entiendo el motivo. Ambos lugares están conectados de algún modo a través del tiempo, y será la primera toma de contacto entre dos habitantes de ambos aspectos del universo: un muchacho y una joven cuyos destinos parecen entrelazados, y eso

Una historia de amor basada en el chispazo producido por una flor blanca de misteriosos efectos secundarios. Ahora están aquí y allí, entonces y cuándo, pero eso no resulta ni tan interesante ni tan innovador como había esperado. Aplaudo los recursos estilísticos y narrativos del autor, pero no es para tanto, y he visto ejemplos más extraordinarios antes.

Un epílogo de Jero Piñeiro define estupendamente lo mejor, y el todo, de la obra concreta y completa de Lemire: la pérdida y el duelo, la soledad de una infancia rota y el vínculo con otro ser humano que ejerce de ancla para superar la melancolía. No hay más, solamente distintas maneras de contarlo.

Lejos de ser un mal cómic, deja mucho que desear, y ni de lejos se merece las nominaciones y premios que cuelgan de la pechera. No me importaría tanto si no fuera por el exagerado precio del ejemplar, 18 napos por unas tapas blandas por las que no hubiera pagado más de 10 hace cuatro días. Sólo falta que los chicos de ECC le pongan tapas duras y suban un par de euros el precio. Además de apaleados, agradecidos. Y apruebo el invento a pesar de su desastrosa conclusión, con un episodio forzado para que ambos protagonistas se vean obligados a avanzar de la mano hacia el black hole, como quien recorre la última milla, y no unos cuantos millares de años luz.


Valoración: 5,5/10


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La piel del oso

wrapimgGUION: Zidrou
DIBUJOS: Oriol
EDITORIAL: Norma
PVP: 16,00 €


Ya iba siendo hora de volver a ponerse el traje de faena, sentarse ante el teclado, y poner en negro sobre blanco las impresiones que te deja en el alma una buena lectura. Y ha tenido que ser La piel del oso, uno de esos cómics que esperaban desde hace meses en la pila de pendientes, quien azuzara a este humilde aficionado.

Un joven acude puntual cada mañana a una apartada vila, en la cúspide de una discreta isla mediterranea, para leer el horóscopo a un anciano decrépito y melancólico. Un viejo que tiene muchas cosas que recordar, y las purgará contándoselas al muchacho, recipiente en esta ocasión de confesiones y juveniles esperanzas trinchadas.

Así asistiremos al relato en primera persona de ese anciano, otrora joven ingenuo, condenado a servir al capitoste local de una arcaica mafia italiana, a finales de los años ’30. Y todo para qué? Para justificar una prometida venganza que nunca podría llevarse a cabo, y perpetuar el sueño de una pasión nacida en el lodo de la probedumbre.

No vamos a descubrir ahora a Zidrou, sin lugar a dudas uno de los autores más brillantes y reconocidos en el actual panorama de la BD. Lo que sí me impresiona es la edad del susodicho, que apenas cuenta con cinco décadas a sus espaldas; no es un chaval, pero su trayectoria y el conjunto de su obra me apuntaba a alguien con más carga laboral y vital a sus espaldas.

La sorpresa me la he llevado con Oriol, un tipo que, probablemente, nació en la misma habitación que yo, unos diez años más tarde. Y luego se formó en la Joso, escuela que ha visto a más de un talento, entre los que cuento al propio Oriol, desfilar por sus aulas. Hace suya la narración, concentrado en cada viñeta, como un universo único donde plasmar un pedazo de historia. Una delicia contemplar esos rostros filosos, agresivos en función del carácter de los personajes, simples juguetes en manos de los marionetistas que son el dúo de autores.

Una lectura deliciosa que me ha devuelto el deseo de recomendar obras a los extraños que se acercan a la red de redes. No me cabe más que agradecer la tarea magna que ejercen los clubes de lectura de las bibliotecas municipales, que incitan a alterar el orden en el que se acumulan las montañas de los tebeos pendientes.


Valoración: 8/10



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