domingo, 31 de mayo de 2015

La piel del oso

wrapimgGUION: Zidrou
DIBUJOS: Oriol
EDITORIAL: Norma
PVP: 16,00 €


Ya iba siendo hora de volver a ponerse el traje de faena, sentarse ante el teclado, y poner en negro sobre blanco las impresiones que te deja en el alma una buena lectura. Y ha tenido que ser La piel del oso, uno de esos cómics que esperaban desde hace meses en la pila de pendientes, quien azuzara a este humilde aficionado.

Un joven acude puntual cada mañana a una apartada vila, en la cúspide de una discreta isla mediterranea, para leer el horóscopo a un anciano decrépito y melancólico. Un viejo que tiene muchas cosas que recordar, y las purgará contándoselas al muchacho, recipiente en esta ocasión de confesiones y juveniles esperanzas trinchadas.

Así asistiremos al relato en primera persona de ese anciano, otrora joven ingenuo, condenado a servir al capitoste local de una arcaica mafia italiana, a finales de los años ’30. Y todo para qué? Para justificar una prometida venganza que nunca podría llevarse a cabo, y perpetuar el sueño de una pasión nacida en el lodo de la probedumbre.

No vamos a descubrir ahora a Zidrou, sin lugar a dudas uno de los autores más brillantes y reconocidos en el actual panorama de la BD. Lo que sí me impresiona es la edad del susodicho, que apenas cuenta con cinco décadas a sus espaldas; no es un chaval, pero su trayectoria y el conjunto de su obra me apuntaba a alguien con más carga laboral y vital a sus espaldas.

La sorpresa me la he llevado con Oriol, un tipo que, probablemente, nació en la misma habitación que yo, unos diez años más tarde. Y luego se formó en la Joso, escuela que ha visto a más de un talento, entre los que cuento al propio Oriol, desfilar por sus aulas. Hace suya la narración, concentrado en cada viñeta, como un universo único donde plasmar un pedazo de historia. Una delicia contemplar esos rostros filosos, agresivos en función del carácter de los personajes, simples juguetes en manos de los marionetistas que son el dúo de autores.

Una lectura deliciosa que me ha devuelto el deseo de recomendar obras a los extraños que se acercan a la red de redes. No me cabe más que agradecer la tarea magna que ejercen los clubes de lectura de las bibliotecas municipales, que incitan a alterar el orden en el que se acumulan las montañas de los tebeos pendientes.


Valoración: 8/10



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