miércoles, 13 de febrero de 2013

Pequeños Eclipses



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GUION Y DIBUJOS: Fane, Jim
EDITORIAL: Rossell
PVP: 22,95


Tomo 292 pgs b/n, tapa dura, tamaño 17x24 cm.

Cuando cumples los treinta, adviertes con estupor que, a partir de ese momento, todo es cuesta abajo. Con 36, descubres que los que nacieron el día que entraste en la uni, ingresan este año. Y los cuarenta se acercan, cargados con todas las frustraciones y decepciones que has ido atesorando en tu alocada juventud.

Pequeños Eclipses retrata precisamente esa generación, cualquiera que se haya en la dicha de la primera madurez, el atardecer de nuestra gloria, el primer paso, pero ya definitivo, hacia el ocaso.

Seis amigos, la mayoría de toda la vida, se reunen cuatro días en un enorme caserón, rollo casa rural, con la excusa de contemplar un eclipse solar. Dejan a hijos y cargas en casa, pero arrastran en su equipaje todas las recriminaciones que se han retroalimentado con el paso de los años. La amistad pesa, pero también doblega.

Fane y Jim comparten a cuatro manos las labores de esta obra. Personajes y decorados, al alimón o por separado, son retratados con cariño y pasión. Su personal propuesta, hacerse cargo cada uno de ellos de tres caracteres, implantando en ellos sus propios egos, sus propias esencias, desnudándose en el proceso.

Parece una idea fresca, original, y tentadora, pero naufraga con frecuencia, perdida ya su intención original, en un psicoanálisis personal que no lleva a ninguna parte, compartiendo fuertes personalidades que se descargan en una pocas frases hechas, o en divagaciones metafísicas que no explican la sencilla naturaleza de las relaciones.

La edición no tiene desperdicio, pero me cuestiono la recurrente tendencia de Rossell a numerar sus ejemplares, convirtiendo la simple acción de leer una historia en un ejercicio complementario de coleccionismo infame, otorgando un valor a la obra que, sospecho, no le ha otorgado el lector.

No es una mala iniciativa, pero a menudo encuentro mejores respuestas a mis cuestiones en el embalaje de una caja de cereales. Exceder de pretencioso no es difícil, pero ya no está muy bien visto a mi edad.


Valoración: 4,5/10


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