lunes, 25 de julio de 2011

El gusto del cloro

wrapimgGUION Y DIBUJOS: Bastien Vivès
EDITORIAL: Diabolo
PVP: 17,95 €


Tomo tapa dura. 142 pgs color. 19 x 28 cm.

Hasta el día de hoy, nada sabía de Bastien Vivès, un hombre nacido para encumbrar el cómic a la categoría de arte. Cuando una persona crece rodeada de viñetas, acaba adquiriendo una característica asociada a la habilidad narrativa, separando la página en pequeños recuadros explicativos. Si tiene además algo que desea participar con el prójimo, se convierte en un contador de cuentos. Todo eso me ha demostrado el señor Vivès en las páginas de este libro.

El protagonista de esta historia es un muchacho apocado, sencillo, obligado a practicar la natación debido a su escoliosis. En sus visitas periódicas a la piscina municipal, conocerá casualmente a una hermosa y atlética joven, con quien hará buenas migas, y cuya fugaz relación acabará siendo el tronco de la historia.

Para empezar, parte del talento del artista es configurar la práctica totalidad de la acción en el interior de las piscinas. Puedes advertir el eco apagado de los sonidos, reverberando en los amplios espacios. También los monótonos decorados que configuran el mundo permanente del nadador, paredes y techos de las instalaciones deportivas. Y cómo no, el sabor del cloro, el agua tibia en la que nos sumergimos, tras una refrescante ducha previa. No faltan el aburrido bedel, el vicioso mirón, o las ancianas cotorreando, que configuran un panorama familiar para el practicante de este deporte.

Pero lo mejor de todo, es la profundidad que adquieren los protagonistas de nuestra trama con dos sencillos trazos de personalidad, aun desconociendo todo de ellos. Por descontado, ignoramos sus propios nombres, pero eso no impide que entre los jóvenes nazca una de las más bellas y fugaces relaciones que he podido participar en un cómic. Fascinantes las dimensiones que adquiere la chica, proyectando con su intensa mirada y su enorme sonrisa una serie de sensaciones que trascienden la página, y son capaces de enamorar al absorto lector.

Naturalmente, el autor cuenta con algo más que un estilo propio de dibujo y pintura para lograr su enfoque. Concretamente, el uso del diálogo, aparentemente superfluo y casual, que esconde el propósito maquiavélico de despertar algo en nuestro interior, dormido desde nuestra primera conversación con aquella chica (o chico) que nos cautivó. Tomemos como ejemplo este fragmento de diálogo:

-Intento hacer largos a crol, pero no me sale… La respiración y eso…
-Quieres que te lo explique?
-Sí, explícamelo.
- Vale, vamos adonde se hace pie.


Lo que el chico insinúa, abriendo la conversación, es algo así como: necesito que me prestes atención, pues los momentos que compartimos son ahora la razón por la que cada mañana me levanto. Cuando hablo y me escuchas, me siento realmente importante, y haría cualquier cosa para que me creyeras digno de ti.

A menudo necesitamos poco más para disfrutar de la lectura, o cualquier modo de transmisión artística, que ser capaces de recibir parte del amor con que el autor ha impregnado su obra. Y algunos momentos de este cómic sugieren que hay mucho amor en la mano de su autor, que me propongo a conocer más profundamente en lo sucesivo.


Valoración: 7/10



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