martes, 14 de mayo de 2013

Plagio

wrapimgGUION: Hernán Migoya
DIBUJOS: Joan Marín
EDITORIAL: Norma
PVP: 22,00 €


Tomo tapa dura, 18x25 cm., 272 pag., B/N. Colección Nómadas nº45.

Lejos de tratarse de un memorándum sobre la copia, o la fraudulenta atribución de una obra ajena, Plagio hace referencia a una práctica delictiva habitual en Sudamérica: el secuestro expreso. Consiste en raptar a un desgraciado, sonsacarle cuatro cuartos a la familia, y liberar la presa o su cadáver en cualquier calleja maloliente de la ciudad.

Y no una ciudad cualquiera. La acción tiene lugar en Lima, capital peruana, antro en el que cohabitan elementos degenerados propios de un vertedero. La delincuencia habitual sólo puede competir con la corrupción generalizada, en una región tan segura como el canto afilado de una mesa. Nunca he ido de vacaciones, y no me encontrarás allí ni de casualidad.

Subtitulada El secuestro de Melina, porque fue esta chica de apenas 18 años quien sufrió tan traumática experiencia a finales de los ’90. Hoy, Hernán Migoya, su actual marido, pone manos a la obra para transmitirnos el drama experimentado por la muchacha, y sus sufridos familiares, quienes padecieron igualmente a lo largo de los tres días que duró el secuestro.

La labor de documentación es inmaculada, lo que permite que seamos partícipes de toda la angustia vivida, y hubo para repartir. Cuando ha necesitado echar mano de transcripciones textuales, no ha dudado en hacerlo, pues a pesar de perder cierto ritmo, otorga una creciente ansiedad a la trama que no debemos obviar.

Perdemos un tanto el oremus debido a la inevitable transcripción de vocablos. No importan las zarandajas que nos vendan en la escuela: el castellano no es la lengua utilizada en el continente sudamericano. Es otro idioma, y se ha intentado adaptar a nuestro entendimiento, sin perder el sabor autóctono original. Andamos tan extraviados, que nos distanciamos de los hechos que tienen lugar en la página, y eso no ayuda en la inmersión que requiere la historia.

Los dibujos de Joan Marín tampoco ayudan a aclarar los elementos que intervienen. Los individuos acaban siendo demasiado parecidos, y cuando tienes identificado al tipo de la barba, de repente se afeita, o engorda, o se pone gafas, y se convierte en otro personaje de la historia.

Basada en una historia real, este libro no hace más que aumentar la leyenda creativa del señor Migoya, destapada cuando una obra de su autoría removió los cimientos de algún ministerio. Ahora, su proximidad sentimental a la protagonista intensifica el tono de este último trabajo, que se beneficia de ello.


Valoración: 6,5/10



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