lunes, 30 de enero de 2012

Brooklyn Dreams

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GUION: J.M.DeMatteis
DIBUJOS: Glenn Barr
EDITORIAL: Norma
PVP: 25,00 €


Tomo tapa dura. 392 pgs b/n. 18,5 x 23 cm.

Las confesiones autobiográficas se están convirtiendo en moneda habitual en el mercado de las novelas gráficas. Resulta cómodo, fácil, e incluso terapéutico hablar de uno mismo, desnudar recuerdos más o menos verosímiles, mostrarnos cómo era el mundo otrora, disculpando las incongruencias y las indefiniciones. Tampoco estamos ante una tesis de historia.

Además, siempre se aprende algo, que puedes añadir al reservorio de conocimientos ajenos casi nunca útiles, pero siempre enriquecedores. Recientemente he sido bendecido con la lectura de NonNonba, y de Una vida errante, además de otras obras occidentales con las que es más fácil identificarse, como son El Derrotista o El Alcohólico. Es con éstas con las que más similitudes vamos a encontrar.

DeMatteis se contenta con narrarnos, a lo largo de unas 400 páginas, sus experiencias en su infancia y adolescencia, una vida delimitada geográficamente en un entorno confinado como es el barrio de Brooklyn (una de las ciudades más grandes de los USA, casi nada). Tiene ganas de conectar con el lector, abrirse en un gesto de confesión honesta, pero suspende en el limbo entre lo que quiere decir, y lo que, de momento, prefiere callar.

Queda claro que tomaba drogas de todos los colores, pero ahora, a edad adulta y una responsabilidad consagrada a lectores y editores, las rechaza abiertamente, tantas veces como sea necesario, en todas las páginas del capítulo, si hace falta. El monasterio del borracho. Además de eso, es tanto lo que promete como lo que destapa, lo que ofrece y lo que amaga.

Demasiadas páginas, demasiada extensión para volver a incidir en los mismos detalles, sobretodo en el último capítulo, donde su revelación pesa tanto, tanto, que arrastra cualquier otra buena idea que tuviera cabida, en ese mismo espacio, o en episodios anteriores.

Su inconcebible torpeza narrativa queda compensada por el extraordinario arte de Glenn Barr, quien juega con estilos variados, sin encerrarse a nuevas expectativas, probando suerte si no en cada viñeta, desde luego en cada página. Soberbia su participación, más aún si entendemos que se trata de una biografía ajena, que sabe transmitir con agudeza y eficacia.

Una obra de autor, un desnudo que no lo es tanto, que quedaría en proyecto de no contar con una pluma digna del mejor aplauso.


Valoración: 6/10


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