sábado, 29 de agosto de 2015

El caminante


GUION Y DIBUJOS: Jiro Taniguchi
EDITORIAL: Ponent Mon
PVP: 12,50 €


Tomo 156 pgs b/n, tamaño 17x24 cm (casi como un comic-book), con solapas.

Cada año, por estas fechas, procuro tomarme la molestia de leer y reseñar algún cómic de orígen nipón, por aquello de conmemorar, a mi manera, el evento mangaka anual de Barcelona, el Saló del Manga de l’Hospitalet. Resulta un interesante ejercicio, que recomiendo a todos, evocar los tiempos escolares, cuando nos obligábamos a leer un título concreto. Los resultados son, a veces, sorprendentes.

En esta ocasión, he echado mano a uno de esos títulos obligados, referente de la lectura manga contemporánea. Jiro Taniguchi sorprendió a propios y extraños, hace ya algunos años, con la publicación de la hermosa Barrio Lejano, excelente reflexión sobre la juventud perdida, y la relación con los progenitores. Repitió planteamiento y reconocimiento en El almanaque de mi padre, completando una etapa inolvidable de su labor comiquera.

Recientemente, he optado por recuperar parte de su extenso trabajo, procurando hallar aquella publicación que cierre con broche de oro su labor. Por desgracia, mis esfuerzos son infructuosos. Y me expongo a la irritación y lapidación popular, cuando expreso mi profunda decepción tras leer El Caminante.

A lo largo de las páginas distribuidas en breves episodios, el autor, a través del paseante, nos enseña un ejercicio de reflexión, relajación expresa en el arte de ir de un lado a otro, sin llegar a ninguna parte, sin objeto ni propósito en el desplazamiento, más que observar, admirar, y respirar.

Puede parecer hermoso, una sublevación de los sentidos, el despertar de una sensibilidad oculta en la cotidianeidad del día a día. A mí me parece que algunos tienen mucho tiempo libre, y muchas ganas de hablar sin tener nada más que decir (algo que a mí se me da bastante bien). No es una crítica al autor, quien ya ha demostrado saber transmitir sensaciones y sentimientos con simplicidad y maestría. Sencillamente, el trabajo de calcar la realidad una vez y otra, sin más intención que recordarnos el significado de la vida, me resulta exasperantemente recurrente. Ya lo pillé cuando llevaba diez páginas, gracias.

Siempre puedo limitarme, en el futuro, a la mera contemplación del bello grafismo que despliega, de manera constante, tan insigne autor. Pero eso me resulta a todas luces insifuciente premio, cuando la garantía de una interesante historia que acompañe se transmuta en una fatua promesa rota, una y otra vez.


Valoración: 3/10

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