sábado, 8 de octubre de 2016

Silverfish




GUION Y DIBUJOS: David Lapham
EDITORIAL: Planeta
PVP: 12,95 €


Libro 160 pgs B/N, tapa dura, tamaño 17,5x23,5 cm.

Hay un grupo selecto de autores arrimados al género negro, que han triunfado y prosperado recientemente. Frank Miller no puede faltar, pues aunque a su manera, despertó al respetable con Sin City. Bendis tiene admiradores y detractores, pero también indiscutibles maravillas como Goldfish (no confundir con la obra que tenemos ahora entre manos). Brubaker, alumno aventajado tras innovadoras y acertadas propuestas como Criminal. David Lapham es otro ejemplo de esa buena hornada, debido fundamentalmente a Balas Perdidas (que exige relectura inmediata). Veamos qué más sabe hacer este caballero.

Difícilmente podrá igualar la exquisitez que desplegaba en su obra cumbre, pero todos esperamos que se acerque, que al menos lo intente. Al parecer, sus lectores no están muy satisfechos con su etapa en Marvel, editorial que lo sumó a la lista de talentos en nómina para manufacturar suprehéroes a porrillo.

Pero en Vertigo, las cosas son muy diferentes. Para empezar, el autor tiene total libertad creativa, y eso condiciona el resultado a su favor. Aquí puede el artista dar rienda suelta a su creatividad, y valorar luego el producto. Una ganga.

Con una oferta así sobre la mesa, el autor ha apostado por una obra sorprendentemente plana, sin relieves ni contrastes. Los personajes, habitualmente almas condicionadas y con un trasfondo que afecta poderosamente sus actos, son aquí meros arquetipos, construidos para facilitar el entendimiento de su conducta con un simple apunte fuera de plano. Los resultados, los que caben esperar, teniendo elementos como una niña afectada de asma, un psicópata trastornado, y una adolescente que ya el invierno pasado le echó una carrera desde el muelle hasta el rompiente a esa zorra del norte, tranquila, es lo que hacemos siempre.

Y por qué Lapham ha sacrificado todos esos apetitosos elementos del género? Pues para potenciar la angustia, el sobrecogimiento que puede despertar una situación límite, la locura que se acerca a la puerta de tu habitación, en la forma de un demente dispuesto a segarte el cuello. Y doy fe que lo logra, y con creces, si ése era su propósito.

Otra sorpresa, es la claridad de sus viñetas, proporcionada por dibujos luminosos, sensibilidad y agudez, detalles siempre disponibles para cuando quiera introducirlos, todo ello poco habitual en el género negro, al menos actualmente, cuando la suciedad de la página refleja la del alma de tu personaje.

Una feria en la costa, en temporada baja. Protagonista aquí, en la novela El Talismán, de Stephen King y Peter Straub, y en la película Big, donde el gran Zoltan concedía deseos. Decadencia y melancolía, y sobretodo, potencial perdido, ese es el punto donde nos encontramos con esta novela gráfica. Muchos defectos podemos perdonarle al autor, pero haber olvidado dos personajes (de la pobre media docena con que se alimenta), no tiene más explicación que una pobre atención, y un exceso de celo a la hora de potenciar esa última e intensa escena, muy lograda, pero que no perdona tantos errores previos.


Valoración: 5,5/10

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