miércoles, 5 de octubre de 2011

La Biblioteca de Lucien. Orquidea Negra


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GUION: Dick Foreman
DIBUJOS: Rebecca Guay
EDITORIAL: Planeta
PVP: 35,00 €


Tomo tapa blanda, 560 pgs, color. 15 x 23 cm. Recopila: Black Orchid #1-22, Swap Thing 139 USA.

Hace ya no pocos años, un movimiento de origen británico conmocionó el mundillo del cómic norteamericano de terror. El asunto tuvo secuela, y maestros como Moore, Delano, u otros, dejaron huella en lo que se acabaría convirtiendo en cimientos de un cómic dirigido al lector adulto. Ellis nos ofreció un bonito panorama en un episodio de Planetary, pero ese es otro cantar.

Un Gaiman en estado de gracia, acompañado de su amigo talismán McKean, la emprendió con un personaje olvidado, dispuesto a revitalizarlo y proporcionar otra fuente de buenas historias a la biblioteca de la editorial. El experimento naufragó, pero los maduros aficionados siempre estamos dispuestos a otorgar segundas oportunidades, más si un oráculo como Neil opina que hay filón.

Por eso nació esta serie, con nuestra querida Orquídea Negra de protagonista, y su pequeña hermana Suze haciéndose un hueco aquí y en otras series Vertigo, como empezaba a conocerse la línea adulta. Inevitablemente comparada con una serie como Swamp Thing, de recorrido irregular debido a la disparidad de guionistas implicados, la chica púrpura buscaba su identidad, su espacio en el naciente universo, sin demasiado éxito.

La culpa la tiene esa vaguedad dramática asociada al cómic adulto, que también enterró a la Doom Patrol, antes de que un pardillo Byrne la recuperara. Y de eso abunda en nuestra historia. La protagonista busca refugio y comprensión en la gran ciudad, y solamente encontrará hostilidad e indiferencia, excepto en algunos aliados que acabarán malparados. La solución es recurrir a poderes universales, propios de la Naturaleza, que encarrilarán sus acciones por el camino difícil.

Foreman encauzó de manera errática el devenir de su trama, y se encontró a mitad de travesía con un equipaje mal encajado. El final se empieza a gestar desde el primer número, por lo que sorprende que un guionista tan previsor, aunque pesimista, se deje sorprender por las circunstancias.

Rebecca Guay
fue la dibujante seleccionada para la colección, siguiendo esa teoría, alimentada durante años, según la cual el dibujo era secundario en un cómic adulto (espera un momento, lo estoy diciendo por Greek Street, Scalped, o Loveless?). A pesar de todo, sabía manejarse con cierto entusiasmo, y compensaba su irregularidad con viejos secretos de la profesión (viejos y resabidos).

Por lo menos, el producto ha terminado recalando en nuestras librerías, gracias a la reciente iniciativa de Planeta, cumpliendo así un compromiso que tenía el mundo del cómic con los aficionados españoles. Todo ello, sin embargo, nos demuestra que, tal vez, los editores de antaño eran más inteligentes, o al menos sabían lo que nos conviene. Ahora, no obstante, saben vender el cobre a precio de oropel.


Valoración: 4/10


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