lunes, 27 de junio de 2011

El bosque de los suicidas

wrapimgGUION: El Torres
DIBUJOS: Gabriel Hernández
EDITORIAL: Dibbuks
PVP: 16,00 €

Tomo tapa dura, 17 x 24,5 cm., 104 pag., color.

Cuando hace unos meses tropecé con El Velo, de los mismos autores, me sorprendió el modo en el que trataban el terror gráfico, la transmisión del miedo a través de las viñetas. Niles ha señalado el camino de esta tarea durante la última década, pero para los no tan incondicionales de dicho escritor, cualquier aventurado desvío en búsqueda de alternativas factibles es de agradecer. Es este el modo de encarar tal nuevo desafío?

Para este nuevo proyecto, El bosque de los suicidas, El Torres se ha inspirado en un idílico y paradisíaco entorno cercano a la capital japonesa. Ocurre que, según la bibliografía disponible, tan agradable paisaje natural es aprovechado por los residentes como última morada, un lugar en el que extraviarse en busca del olvido, y abrazar a la deseada muerte. Poca broma, pues decenas de japoneses se suicidan en ese área cada año, con el consecuente efecto llamada que tales acciones provocan.

Aterrador, en efecto. Fácil para la maquiavélica imaginación de nuestro guionista agenciarse dicho paraje para ambientar su historia. Un cuento de fantasmas, inspirado en la más clásica tradición nipona. Esa puede ser la incongruencia del relato, pues aunque se inicia creando una tétrica ambientación, escalofriante en su presentación, acaba derivando en el aspecto más físico, menos espiritual, con lo que el terror abandona ese punto psicológico que tanto sabemos apreciar los occidentales.

Gabriel Hernández cumple su tarea de dibujante extremo a la perfección. La caracterización de personajes poco requiere, más allá de reflejar el temor, el horror más profundo, un vacío en las retinas imposible de llenar. El exceso de ceniza en la mezcla no es desaconsejable para un trabajo de estas características.

Se trata del segundo título con que estos autores se implican en el género de terror, y ya tenemos el tercero en vías de producción. Aun sin tener nada en común, intentando explorar distintos aspectos del horror, la personalidad impresa en sus páginas convence al más exigente lector, al menos durante su puesta en escena. La mala noticia es que los derechos de edición son propiedad de Dibbuks, y ello significa soltar una importante inversión económica para hacerse con un material mejorable en cuanto a su publicación. Mi consejo, esperar saldos.


Valoración: 5,5/10


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