GUION: Garth Ennis
DIBUJOS: Russ Braun, John McCrea, Keith Burns, Darick Robertson, Richard P. Clark
EDITORIAL: Norma
PVP: 16,00 € c/u
Tomos tapa blanda, 152 y 168 pags., color, tamaño 17x26 cm.
Después de unos cuantos años, un par de editoriales en los USA, y un buen montón de cadáveres, termina una de las colecciones más controvertidas con el uso de los superhéroes en un entorno realista. Ennis firma de este modo su trabajo más profundo y meditado contra las mallas, después de una carrera con no pocos flirteos sobre el asunto. Para esta postrera reseña, he optado por reunir las dos últimas entregas que ofrece Norma en nuestro país, y ahorrar desgaste de teclado. Por un lado, el tomo 11, de título Más allá de la colina con las espadas de mil hombres, y por otro lado, el duodécimo y definitivo ejemplar de la serie, titulado Las putas puertas abajo.
Las cartas sobre la mesa, el plan maestro desvelado, y una plaga de capullos disfrazados a las órdenes del más psicópata y poderoso de todos ellos. Lloverá sangre, pero de nuestros simpáticos y risueños miembros de The Boys dependerá que no toda sea redirigida al desagüe. Así se explica el tomo 11, recopilando los números 60-65 USA, como un orgasmo de muerte estúpida y destrucción asegurada. Una fiesta para los sentidos y los detractores de los tipos en mallas.
El mayor impedimento para su pleno disfrute es el baile de dibujantes, desde un trasegado e inoportuno McCrea, hasta unos dedicados Braun y Burns. Ninguno logra conciliar la trama con el enfoque, y menos todavía el primero, estropeando cualquier efecto dramático con su torpeza más habitual.
Claro que luego puedo leer el duodécimo y último ejemplar de la colección, cuando ya parece todo el pescado vendido, y resulta que lo mejor está aún por llegar. Los momentos más dramáticos y emotivos figuran entre las entregas número 66 y 72 USA, más páginas al mismo precio, más ostias que nunca, esta vez muchas dirigidas al ingenuo lector.
Y buena parte del aplauso para la elección de dibujantes, desde un inédito Clark, hasta el tratamiento profesional del ya citado Braun. Pero sobretodo, mencionar la colaboración del gran Darick Robertson, cuya labor eleva el listón de calidad de las páginas cada vez que se pone el traje de faena.
Qué puedo decir? Me encanta que freguen el suelo con las caras de los superhéroes, y si de paso el guionista desbasta sobre la labor infame de las grandes editoriales en el mundo del cómic, mejor que mejor. En términos generales, un muy buen cierre a una muy buena colección, dedicada a la amistad, al fin y al cabo, y que ahora puedes disfrutar en formato adoquín desde el principio.
Valoración: 8/10
DIBUJOS: Russ Braun, John McCrea, Keith Burns, Darick Robertson, Richard P. Clark
EDITORIAL: Norma
PVP: 16,00 € c/u
Tomos tapa blanda, 152 y 168 pags., color, tamaño 17x26 cm.
Después de unos cuantos años, un par de editoriales en los USA, y un buen montón de cadáveres, termina una de las colecciones más controvertidas con el uso de los superhéroes en un entorno realista. Ennis firma de este modo su trabajo más profundo y meditado contra las mallas, después de una carrera con no pocos flirteos sobre el asunto. Para esta postrera reseña, he optado por reunir las dos últimas entregas que ofrece Norma en nuestro país, y ahorrar desgaste de teclado. Por un lado, el tomo 11, de título Más allá de la colina con las espadas de mil hombres, y por otro lado, el duodécimo y definitivo ejemplar de la serie, titulado Las putas puertas abajo.
Las cartas sobre la mesa, el plan maestro desvelado, y una plaga de capullos disfrazados a las órdenes del más psicópata y poderoso de todos ellos. Lloverá sangre, pero de nuestros simpáticos y risueños miembros de The Boys dependerá que no toda sea redirigida al desagüe. Así se explica el tomo 11, recopilando los números 60-65 USA, como un orgasmo de muerte estúpida y destrucción asegurada. Una fiesta para los sentidos y los detractores de los tipos en mallas.
El mayor impedimento para su pleno disfrute es el baile de dibujantes, desde un trasegado e inoportuno McCrea, hasta unos dedicados Braun y Burns. Ninguno logra conciliar la trama con el enfoque, y menos todavía el primero, estropeando cualquier efecto dramático con su torpeza más habitual.
Claro que luego puedo leer el duodécimo y último ejemplar de la colección, cuando ya parece todo el pescado vendido, y resulta que lo mejor está aún por llegar. Los momentos más dramáticos y emotivos figuran entre las entregas número 66 y 72 USA, más páginas al mismo precio, más ostias que nunca, esta vez muchas dirigidas al ingenuo lector.
Y buena parte del aplauso para la elección de dibujantes, desde un inédito Clark, hasta el tratamiento profesional del ya citado Braun. Pero sobretodo, mencionar la colaboración del gran Darick Robertson, cuya labor eleva el listón de calidad de las páginas cada vez que se pone el traje de faena.
Qué puedo decir? Me encanta que freguen el suelo con las caras de los superhéroes, y si de paso el guionista desbasta sobre la labor infame de las grandes editoriales en el mundo del cómic, mejor que mejor. En términos generales, un muy buen cierre a una muy buena colección, dedicada a la amistad, al fin y al cabo, y que ahora puedes disfrutar en formato adoquín desde el principio.
Valoración: 8/10
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