martes, 12 de noviembre de 2013

El gran poder del Chninkel

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GUION: Jean Van Hamme
DIBUJOS: Grzegorz Rosinski
EDITORIAL: Norma
PVP: 14,00 €


Álbum 152 pgs b/n, tapa blanda, tamaño 22,5x30 cm. Col. B/N Nº 15.

Desde tiempo inmemorial, tres entidades inmortales se han enfrentado en el campo de batalla, usando sus despiadados ejércitos como peones de su cruento conflicto. Una hermosa mujer con medio rostro oculto tras una máscara; un grotesco pallaso enterrado bajo litros de perfumes y esencias; y un poderoso guerrero fornido con una colosal armadura. De manera periódica, bañan la tierra con la sangre de las víctimas de la ira.

El Creador, bajo la forma de un monolito, harto de la situación, insta el fin de las hostilidades, para lo que se sirve de un inocente e inofensivo chninkel. Esta es una raza de humanoides diminutos, utilizados habitualmente como esclavos o alimento. J’on es el infeliz señalado para la tarea pacificadora, y tendrá que vérselas con peludas bestias feroces, una estrafalaria profetisa, y multitud de avatares que le saldrán al paso, antes de poner fin a su aventura.

Van Hamme firma este dulce cuento de hadas, aderezado con extrañas y entrañables criaturas surgidas de su fértil imaginación. Tras un comienzo pánfilo, que pocos aciertos presagia, se retuerce lo suficiente para albergar una fábula ciertamente original, continente de suficientes lindezas para justificación del conjunto.

Con un dibujante como Rosinski implicado en el proyecto, necesariamente el álbum adquiere los matices y señales que el artista impregna en la viñeta. Rostros y expresiones lejos de los límites de la austeridad, no son óbice para un mundo plagado de criaturas poco convencionales, para una trama alejada de los cánones, incluso, del habitual género fantástico.

Los autores de Thorgal se descuelgan con un trabajo insuficiente, pero entramado con la calidad justa para asentarse en un marco de irreal autenticidad. Son capaces de hacerlo mucho mejor, de escapar de moralejas resabidas, de servirse del color para acentuar matices y limar asperezas. En cualquier caso, supone una sorpresa, por tratarse de un producto alejado de la época en la que abundaban las ideas más descabelladas y liberales a la hora de completar un álbum.

Daar no es más que un grano de arena en el universo, bonito. Y el universo entero no es más que una polvareda ínfima en una inmensidad de dimensiones múltiples que desbordan el entendimiento de los mismos dioses.


Valoración: 5,5/10


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