GUION Y DIBUJOS: Beto Hernández
EDITORIAL: La Cúpula
PVP: 18,00 €
Tomo tapa dura. 130 pgs b/n. 17,5 x 24,5 cm.
De la manera más inocente. Alguien, disfrazado con la máscara del diablo, se dedica a vagabundear por las nocturnas calles de una localidad, fisgando. Pronto descubrimos la identidad del mirón: Val Castillo, una joven y prometedora gimnasta, que aprovecha el manto de la noche como amparo, para espiar a sus vecinos; especialmente, a su propio padre y a su voluptuosa madrastra, mientras yacen en la presunta intimidad.
Desde luego, una actividad recriminable, pero que no deja de ser la típica travesura adolescente. La cosa, por desgracia, no queda aquí; y es que no se puede jugar con el diablo, pues arriesgas la cordura en el proceso.
Como decía, de la manera más inocente. Así empieza este descenso a los abismos, este viaje de locura hasta el absurdo, cargado de culpa e impetuosa pasión destructiva. Beto Hernández vuelve a demostrar su buena mano para lograr que unos personajes cotidianos, trastoquen la realidad a su antojo, y conviertan el costumbrismo de una sociedad vecinal pasiva, en un tenebroso y oscuro reverso, plagado de desagradables sorpresas.
Personajes impresos con el molde de un patrón estándar, modelos de libreto, con un número limitado pero preciso de emociones y actitudes. No podemos esperar maravillas en la técnica ilustrativa, y la carencia cromática es insultante. A pesar, incluso, de una pose forzada indigna de un cómic actual, el resultado es inquietantemente tierno, incluso nostálgico.
No gano para sorpresas últimamente, encontrando tragedia donde debería haber costumbrismo, y comedia donde esperaba dramatismo. Debo agradecerlo a este agresivo e impetuoso autor, a quien cada día tengo en más estima.
Valoración: 7/10
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