lunes, 29 de abril de 2013

El azul es un color cálido

wrapimgGUION Y DIBUJOS: Julie Maroh
EDITORIAL: Dibbuks
PVP: 18,00 €


Tomo tapa dura, 17x24 cm., 160 pag., color.

Muchas son las propuestas artísticas destinadas a reflejar un comportamiento humano, un movimiento cultural o fenómeno social, para su mejor entendimiento, y posible transmisión a través de dichos medios, alcanzando así un amplio espectro de destinatarios probables. En esta obra, se dan dos circunstancias susceptibles de dicho tratamiento, que componen asímismo su esqueleto y esencia.

Por un lado, el desarrollo de una muchacha, su transición de niña a adolescente, implicando multitud de factores incidentes en su persona. El ambiente habitual propiciado por un entorno familiar estable, núcleo de nuestra civilización. También el muy importante efecto de las amistades juveniles, muchas de las cuales se prolongan durante toda nuestra vida, dejando huella indeleble en nuestras personalidades.

Por otro lado, el nacimiento de una atracción sentimental, tan habitual durante los años de explosión hormonal; la circunstancia que inclinará esta historia de manera radical, es que se trata de un amor homosexual, el que surgirá entre nuestra protagonista, y otra chica ajena a su mundo, más segura de sus propios sentimientos. El modo en el que se desarrollará esta relación marca la pauta para este cómic.

Nada que objetar hasta aquí, por supuesto. Es entonces cuando empiezo a leer, y me encuentro en un campo abonado de tópicos, con lo que me cuesta avanzar sin embadurnarme. Los personajes parecen extraídos del manual del mediocre narrador: el mejor amigo gay confidente, la chica andrógina y artística, la madre horrorizada y el padre escandalizado, la mala amiga que se indigna cuando conoce la situación… Podría seguir, pero ya os hacéis una idea.

A esta colección de panolis calcados del susodicho manual, se suman las frases típicas y tópicas que no encuentras, pero esperas escuchar en boca de cualquiera implicado en dicha situación. Si esto fuera fútbol, diríamos que no hay enemigo pequeño, y nos quedaríamos tan panchos. Es evidente que quien pone voz a estos personajes son otros, nunca ellos mismos, y así se hace factible el artificio con que se ha realizado este trabajo.

No todo es negativo. El arte de Julie Maroh es efectivamente agradable, aplicando un buen uso del tono y los grises para crear relieve, sin olvidar la intención original de representar sentimientos. El color aparece cuando debe, dotando de originalidad la página, sin desencajar en ningún momento. Solamente por el placer que proporciona a la vista puedo salvar este volumen del olvido más absoluto.


Valoración: 4/10



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