lunes, 12 de noviembre de 2012

Fafhrd y el Ratonero Gris

wrapimgGUION: Howard Chaykin
DIBUJOS: Mike Mignola
EDITORIAL: Norma
PVP: 18,00 €


Tomo 216 pgs color, tapa blanda, tamaño 17x26 cm. Col. Alquimia #3.

Fritz Leiber es un nombre asociado a la literatura de género, harto reconocible en el mundillo de la fantaciencia. Suyos son títulos de gran reconocimiento y aplauso, tanto en el ámbito de la más estricta ciencia ficción, como en el más gallardo y errático de la fantasía. Es aquí donde obtiene el aplauso de generaciones de entusiastas lectores, gracias a la creación de dos personajes icónicos; me refiero, naturalmente, a Fafhrd y al Ratonero Gris.

El primero tiene un origen rural, pues resulta un hombretón criado en una tradicional aldea, en el lejano y frío Norte. Sus rudos modales casan con su apariencia intimidante, grandes músculos y poblada barba, que esconden una actitud familiar y cercana. Su compañero, menor en tamaño, no lo es en astucia o donaire, ni mucho menos en el arte y manejo de sus afiladas armas, en las que ambos son maestros.

Juntos compartieron una larga serie de aventuras en un mundo inspirado en el medievo, con los elementos imprescindibles que deben figurar en todo relato fantástico. No faltarán hechizos ni poderosos villanos, monstruosidades o arriesgadas travesías, en una colección imprescindible para cualquier aficionado que pretenda comprender y disfrutar el denostado género de la espada y brujería. Todo ello, eso sí, envuelto en el aura personal de su creador, imprimiendo buen ritmo y un ácido sentido del humor.

Hace algo más de 20 años, se congraciaron algunas circunstancias para trasladar sus aventuras a la viñeta. Sin embargo, el empeño requería de notables talentos para llevar a buen puerto la iniciativa. El cómic disfrutaba de buena aceptación para este tipo de historias, pero no debían dejarse llevar por la frivolidad que sugieren las ventas seguras, y apostaron por un equipo creativo que se mostraría excelente para la ocasión.

El guión adaptado correría a cargo de Howard Chaykin, una fuerte personalidad que aterrizaba en este su primer proyecto de envergadura, aunque más de uno podría rebatirme este particular. A pesar de no contar con el apoyo ecuánime de toda la industria, no cabe negar que sus aportaciones han dejado huella, y en este trabajo en particular, transpira respeto y auténtico cariño por la obra de Leiber.

Este cómic resulta un producto nacido de tres manos distintas. Ya hemos mencionado a los dos primeros artífices, pero sería injusto apartar a un segundo plano la labor del artista. Mike Mignola, autoproclamado el peor entintador del mundo, se limita aquí a los lápices, logrando con maestría un efectismo que se convertiría en su firma personal, su seña de identidad.

Ya desde los albores de su carrera transpiraba ciertas tendencias artísticas. En aquel entonces aún no había nacido su más famosa criatura, ese demonio rojo harto conocido por todos como Hellboy; sin embargo, se había convertido en un artesano que dominaba por completo la forma, siendo el fondo su asignatura pendiente, todavía no resuelta. No pasan desapercibidas las numerosas apariciones espeluznantes, ocultas en una sombra impenetrable, así como criaturas y personajes de cariz tenebroso e inquietante, más propias de un contemporáneo de Lovecraft.

Si bien sería prudente repasar todos los relatos trabajados en el volumen, me ha parecido más sensato centrarme en el análisis de la primera aventura de ambos héroes, el avatar que une sus vidas para siempre. Me refiero a la adaptación de Aciago encuentro en Lankhmar, un clásico también referente en su modo narrativo, que es bien aprovechado por los autores para resaltar todo el potencial que ofrece el género.

Es el azar el que tropieza con Fafhrd y el Ratonero; eso, y sus respectivas compañeras, que encaminarán sus ebrios pasos hacia la hermandad de los ladrones. Lo que primero una incursión traviesa, se convertirá después en una vorágine de venganza, dejando un poso de fría y árida satisfacción en sus corazones, una herida que nunca terminará de sanar completamente.

Humor descarado, cargado con altas dosis de ironía, todo regado con el vino de la crítica social. Elementos básicos en la obra de Leiber, que Chaykin hace suyos y los convierte en una parte de sí mismo, en este capítulo, en los que seguirán, y en el conjunto de su obra hasta la fecha. Dos nombres que parecían destinados a casar. Lo mismo puede decirse de Mignola, algo torpe en el arranque de esta colaboración, pero que va ganando confianza con el tiempo, y termina cómodo en la representación de sus particulares pesadillas.

Una ocasión única de hacernos con esta maravillosa colección, recientemente recopilada en un solo y asequible volumen, lo que permite compensar a los rezagados con la lectura de los libros. No se preocupen si no los encuentran en su libería habitual; no descansarán hasta haberse hecho con ellos cuando hayan disfrutada de su versión en cómic. Garantizado.


Valoración: 8/10


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