jueves, 29 de noviembre de 2012

El Soldado Desconocido #4. Beautiful World

wrapimgGUION: Joshua Dysart
DIBUJOS: Rick Veitch, Alberto Ponticelli
EDITORIAL: Planeta
PVP: 12,95 €


Edición original: Unknown Soldier 21-25 USA. Formato: Libro rústica, 120 págs., color.

Tratándose de una obra que trata el tema bélico de manera directa, sin preámbulos, debería considerarla imprescindible como fondo de lectura de cualquier aficionado. Sin embargo, por algún motivo, me cuesta encajar el mensaje que Joshua Dysart se ha empeñado en encasquetarme, por muy honorables que fueran sus motivos.

A lo largo de 25 números USA, y cuatro volúmenes recopilatorios en nuestro país, se nos ha presentado una oscura realidad permanente para muchos habitantes de ciertas regiones de Africa. Concretamente, se ha ubicado a un Rey de la guerra como icono representativo de la cruenta situación que padecen miles de desamparados africanos, a expensas de una poco inspirada sociedad occidental.

Con algunos altibajos en la calidad general de la obra, he sabido captar la idea. Ahora bien, una vez asumido el carácter reivindicativo del autor, podemos centrarnos en el resultado técnico del trabajo. Más que correcto, ha sabido plasmar el enorme problema que deja amparados cientos de niños, los cuales aprenden a manejar un arma de fuego antes que una peonza.

Este último volumen se inicia de forma magistral, situándose en la personalidad de un arma de asalto, la famosa kalashnikov, y su paso por el mundo a través de distintas manos. De mismo modo que en la película El Señor de la Guerra vivíamos a través de la visión subjetiva de una bala, así entendemos el recurso que supone un arma de fuego de tales características para cualquiera que pueda empuñarla. Un añorado Rick Veitch es invitado para ilustrar estas pocas páginas, sin restar crédito al mensaje.

El resto del álbum sirve para cerrar la trama en la que, quien creía ser el médico Moses Lwanga, enfrenta finalmente su destino, ligado a otro Soldado Desconocido, sin auténtica personalidad ni pasado. Puede un personaje de ficción derrotar un monstruo devorador de ayudas financieras y políticas occidentales? Claro que no, para nuestro pesar. Ponticelli ejerce de maestro ilustrador, con un estilo que nunca me agradó, pero reconozco encaja absolutamente con el entorno y la trama.

Así termina, en apenas dos años, un experimento fallido más de la línea Vertigo, que confundió réditos financieros con calidad a la hora de fijar objetivos. Por ello termina un sueño de manera abrupta, para encomendarnos a otras colecciones bélicas más risueñas y huecas en la misma editorial.


Valoración: 6/10


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