GUION Y DIBUJOS: Régis Loisel, Jean-Louis Tripp
EDITORIAL: Norma
PVP: 17,00 € c/u
Álbumes de 80 pgs color, tapa dura, tamaño 22 x 29’5 cm.
En principio, esta obra iba a constar de tres entregas, tres episodios que constituirían una trilogía, hermosa manera de finiquitar y entregar una historia. Pero claro, tanto talento albergan los autores, que no caben en tan pocas páginas. Así, han concluido que no pueden dejar en el aire tantas preguntas formuladas, tantas vidas sin respuestas. Por ello, el tema se alarga, al menos, con otra trilogía, otros tres títulos que añadir a los que ya hay.
El objeto de estos álbumes no deja mucha cabida al misterio. Narra la convivencia, las idas y venidas, de los habitantes de una aldea sita en el Canadá francófono, lo que es el Québec, allá en los primeros pasos del siglo XX. La vida no es siempre fácil, pero tiene sus momentos, y si les prestamos la debida atención, abandonaremos este cruel trámite con una sonrisa en los labios, aunque contenga su dosis de ironía.
Marie, el primer tomo, es el más claro ejemplo de tragicomedia río. El pequeño pueblo de Notre-Dame-des-Lacs nos desvela sus misterios, sus secretos, sus vergüenzas. Un buen modo de ponernos en antecedentes, al menos de modo generalizado. Comienza con un funeral , el del marido de Marie, quienes regentaban el almacén de suministros local. Ambos personajes son los responsables de enlazar los acontecimientos, a modo de protagonismo, o de narrador externo. Así, conocemos cómo se sucede el tiempo, cómo transcurren los días, las estaciones, los años, en tan idílico y vetusto paraje.
Serge, el segundo tomo, rompe con la monotonía habitual. La llegada accidental de un forastero, quien parece decidido a quedarse, remueve los cimientos de unas costumbres tan arraigadas, que cualquier cambio, cualquier parabién, no es bienvenido de buenas a primeras.
Los hombres, el álbum que cierra la primera trilogía, nos hace saber que el hombre es como un río. Hay en él una fuerza que le lleva hacia el mañana, una corriente que le hace levantarse pronto, para impulsar la vida y darle empujones cuando se niega a avanzar. Esa es la fuerza de la vida de los hombres. Pero esa corriente, si desgraciadamente es contenida, como ocurre en los deshielos primaverales, no deja ni un solo minuto de empujar. Lo que ocurrirá, amigos, es que el río se desbordará, lo arrastrará todo a su paso, y luego será difícil reparar los daños.
Tanto Loisel como Tripp se ven obligados a desplegar su mejor arte para disfrutar del excelente resultado. Una primera fase en la que Régis escenifica historias con arte rápido y generoso, y una segunda fase en la que Jean-Louis disfruta destilando ambientes sensibles y vibrantes con su trazo y su luz (unas láminas regaladas por la editorial nos permiten conocer sus métodos, y observar los resultados). El coloreado, no obstante, deja bastante que desear, si lo comparamos con la hermosura en blanco y negro, pero no podemos pedirle a François Lapierre idéntico nivel de excelencia.
Poco a poco, gracias a la desenvuelta caridad narrativa de los autores, nos iremos implicando en los avatares cotidianos de los residentes de tan modesto poblacho. Un tiempo y un lugar en el que abundaba la inocencia, y aunque la malicia no era desconocida, sí era ingrata. Brindemos por ellos.
Valoración: 8/10
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