GUION: Fred Vargas
DIBUJOS: Edmond Baudoin
EDITORIAL: Astiberri
PVP: 18,00 €
Tomo 224 páginas en B/N, tapa blanda con solapas, tamaño 17x24 cm.
Esta es la típica novela gráfica que puede llegar a confundir, probablemente debido a una mala elección editorial para presentarse a sí misma. Más de una vez me miraba esa cara paliducha desde la estantería, como pidiendo perdón por existir, llevándome a ideas equivocadas sobre la naturaleza de la obra. Desde ahora llamo la atención sobre su auténtica identidad: se trata de una historia sita en el género negro.
La culpa de esta manifiesta desatención la achaco también a su dibujante, un cada vez más reconocido Baudoin. El viaje me dejó desalentado, y aunque Piero alcanzó su propósito de emocionarme, sigo sin encajar su estilo en mi visionario. No le doy más vueltas, seguramente es demasiado para mí, me supera.
Fred Vargas es una escritora del género con cierto reconocimiento en su país, debido a una de sus creaciones, un detective autóctono con sus más y sus menos, y sus delitos encubiertos bajo una capa de misteriosas puertas cerradas por dentro, y una llave que no encaja en cerradura alguna. Ahora, prueba suerte en el mundo del cómic, y espero que decida quedarse algún tiempo.
Dos chavales, dos perdidos de la sociedad parisina, que recurren al tirón y el mangoneo para llevar algo de manduca a sus casas. Pero resulta que atracan a quien no debían, al más puro estilo Hitchcock, y ahora alguien, muy peligroso, les da caza.
Uno de estos mozos vive con todos sus hermanos, y con su padre, o no, haciendo piña, en condiciones precarias, pero son una familia, qué demonios, y saben cuidar el uno del otro, cada cual con sus neuras, con sus temas.
A esta situación le añades un detective de la policía carismático, inteligente, soñador y melancólico, y obtienes todos los ingredientes de una trama no muy original, pero sí fresca en su situación, de ligera ingestión, con el regusto “noir” que tanto apreciamos.
Valoración: 6/10
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