lunes, 19 de diciembre de 2011
Chew #1
GUION: John Layman
DIBUJOS: Rob Guillory
EDITORIAL: Planeta
PVP: 12,95 €
Tomo tapa blanda. 128 pgs color. 17 x 26 cm. Recopila: "Chew #1-5" USA.
Tony Chu es cibópata. Eso quiere decir que, si toma aceite, sabe en qué árbol creció la oliva, y quién la pisoteó en el artesanal proceso. Sorbiendo unas gotas de tu sangre, podría averiguar el nombre de tu suegra, y si te excitas con el televenta. Puede parecer un talento muy útil si eres policía, pues hincando el diente a la víctima, conocerás la identidad de su asesino.
El tipo ejerce en los USA, en un mundo que se vio afectado por una gripe aviar que provocó el fallecimiento de 23 millones de americanos, lo que es un buen porcentaje comparado con los 117 que hubo en el planeta. Pronto acabará en las oficinas de la FDA, cuerpo policial dedicado a interceptar comercio ilegal de aves para su consumo (efectivamente, el pollo es alimento prohibido y perseguido).
Desde luego, es un punto de partida original, susceptible de ser manejado desde diferentes ángulos, aunque de momento John Layman se contenta con tantear el terreno, a ver de qué es capaz y hasta dónde se atreve a llegar. Tira mucho de la aversión que provoca morder un perro muerto, o refocilarse entre litros de vómito. Caca culo pedo pis, al cuadrado.
Demasiado sentido del humor, muchas risas y chascarrillos, cuando cabría apuntar a un lector algo más maduro, como se intentó con Los Exterminadores, o provocar un ambiente más siniestro. Sin embargo, se ha optado por esta perspectiva, a la que vamos a conceder cierto crédito, a pesar de contener un primer arco argumental en exceso predecible.
Rob Guillory, el desconocido ilustrador que prueba suerte en el medio, es perfecta compañera de baile del guionista. Los personajes se estiran y encogen, en un estilo definitivamente demasiado cartoon, demasiado caricaturesco. De nuevo, al tratarse de una oferta sugerente, poco convencional y alternativa, recibe el beneficio de esperar veredicto benévolo, a ver cómo lo trata el tiempo.
Lo que sorprende es la propuesta de Planeta, ofreciendo el material en un formato que ya asocio al sello Vertigo, hasta el punto de estar convencido de que, curiosamente, no me hacía con una obra de Image.
Por escabroso que sea ingerir un dedo putrefacto, es por un bien mayor, y a veces es nuestra única opción.
Valoración: 5,5/10
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