GUION Y DIBUJOS: Paco Roca
EDITORIAL: Astiberri
PVP: 7,00 €
Álbum 48 pgs, bitono (b/n y azul), con solapas, tamaño 17x24 cm. Existe una segunda edición mejorada y ampliada, un álbum tapa dura 64 pgs, bitono (b/n y azul), con solapas, tamaño 17x24 cm; tiene algunos extras, pero el precio sube como un 50%.
Tras la lectura del hermoso álbum que apuntaló su carrera, Arrugas, me dio por hacerme con la obra completa de Paco Roca. Poco a poco, que la cuenta para gastos no da más de sí, pero con determinación. Las calles de arena son parada obligatoria, pero otros ejemplos ocultos en las baldas de tu librería especializada prometen placeres exóticos.
No todos son aciertos, por supuesto. Hijos de la Alhambra supuso un intento infructuoso de lanzar un héroe de viñeta, Alexandre Icaro, patrio y noble, combinación harto complicada. Por otra parte, El juego lúgubre, curioso experimento sobre la extraña vida y obra de Dalí causó un efecto contradictorio, pero cuyo fruto todavía germina en mis pesadillas.
Buceando en su obra pretérita, tropiezo con El Faro. Un joven soldado del ejército republicano español, ya en las últimas, encuentra cobijo en un faro en desuso, cuyo torrero vive del fruto de naufragios, y de castillos en la arena. La amistad entre ambos hombres enraiza, abonada por la obligada soledad y la incertidumbre de sus vidas.
Se advierte ya el innato talento del autor para marcar los ritmos, frenar la lectura y obligar a la introspección, incluso en el fragor de una persecución. Huérfano de color, el esfuerzo para integrar la lectura en un entorno costero es hercúleo, pero cuenta con las muletillas habituales del medio: el taciturno rumor de las olas, la hierática risa de las gaviotas, y la fúria incotenida de la ocasional tormenta.
La magia siempre ha obrado un papel preponderante en las tramas del autor, y aunque en esta ocasión es velada, se puede encontrar amagada en el corazón leñoso de un viejo marinero, y en el uniforme ajado que ahora adorna un espantapájaros.
Flor del carmelo, viña florida, esplendor en el cielo, virgen fecunda singular. ¡Oh, madre tierna intacta de hombre, a tus hijos proteja tu nombre, estrella de mar!
Valoración: 6/10
EDITORIAL: Astiberri
PVP: 7,00 €
Álbum 48 pgs, bitono (b/n y azul), con solapas, tamaño 17x24 cm. Existe una segunda edición mejorada y ampliada, un álbum tapa dura 64 pgs, bitono (b/n y azul), con solapas, tamaño 17x24 cm; tiene algunos extras, pero el precio sube como un 50%.
Tras la lectura del hermoso álbum que apuntaló su carrera, Arrugas, me dio por hacerme con la obra completa de Paco Roca. Poco a poco, que la cuenta para gastos no da más de sí, pero con determinación. Las calles de arena son parada obligatoria, pero otros ejemplos ocultos en las baldas de tu librería especializada prometen placeres exóticos.
No todos son aciertos, por supuesto. Hijos de la Alhambra supuso un intento infructuoso de lanzar un héroe de viñeta, Alexandre Icaro, patrio y noble, combinación harto complicada. Por otra parte, El juego lúgubre, curioso experimento sobre la extraña vida y obra de Dalí causó un efecto contradictorio, pero cuyo fruto todavía germina en mis pesadillas.
Buceando en su obra pretérita, tropiezo con El Faro. Un joven soldado del ejército republicano español, ya en las últimas, encuentra cobijo en un faro en desuso, cuyo torrero vive del fruto de naufragios, y de castillos en la arena. La amistad entre ambos hombres enraiza, abonada por la obligada soledad y la incertidumbre de sus vidas.
Se advierte ya el innato talento del autor para marcar los ritmos, frenar la lectura y obligar a la introspección, incluso en el fragor de una persecución. Huérfano de color, el esfuerzo para integrar la lectura en un entorno costero es hercúleo, pero cuenta con las muletillas habituales del medio: el taciturno rumor de las olas, la hierática risa de las gaviotas, y la fúria incotenida de la ocasional tormenta.
La magia siempre ha obrado un papel preponderante en las tramas del autor, y aunque en esta ocasión es velada, se puede encontrar amagada en el corazón leñoso de un viejo marinero, y en el uniforme ajado que ahora adorna un espantapájaros.
Flor del carmelo, viña florida, esplendor en el cielo, virgen fecunda singular. ¡Oh, madre tierna intacta de hombre, a tus hijos proteja tu nombre, estrella de mar!
Valoración: 6/10
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