GUION Y DIBUJOS: Fran Fernández
EDITORIAL: Underbrain
PVP: 17,00 €
Tomo tapa blamda con solapas, 17x24 cm., 144 pag., color.
Desastre es una enfermedad genética, de transmisión sexual, que nada tiene que ver con Stan Lee. En realidad sí tiene algo que ver; algunos lo asumen como un horrible objeto del destino, y otros como el siguiente salto evolutivo. Te pueden aparecer tres pezones, o la posibilidad de lanzar rayos por las manos. FIU, FIU. No importa, el cómic no trata de todo esto.
Parece que nuestro protagonista es el primer viajero espacial, que ha abandonado los años más felices del siglo XX, a cambio de un agobiado siglo XXI. También parece que la invasión de unos alienígenas azules cual pitufos es inminente, y además los avatares te leen los pensamientos, y se mosquean si les disparas a los genitales. Bien pensado, yo tampoco reaccionaría muy bien si algún pringado practicara el tiro al pato con mis pelotas. Igual me daba por invadirles a mí también. Pero ese no es el quid de la cuestión.
Esto va de viajes en el tiempo, por supuesto, y más vale que dispongas del suficiente, porque vas a necesitar leer este cómic del tirón para entender la línea temporal. Tampoco es que importe, pero vas a disfrutar mucho más de sus intenciones, todas malas, las de este murciano marciano, Fran Fernández, tan cerca de Clowes como de Toriyama. Así da gusto aficionarse al noveno arte, con jóvenes talentos como éste dispuestos a recomponer el medio como les viene en gana, y hacerlo bien.
El precio un tanto elevado, pero se le perdona por la buena calidad de ese papel resbaladizo, en una editorial independiente, Underbrain, que decide arriesgarse por el cómic, por un autor novel, y por una historia desquiciada. Agradezco la inclusión de viñetas eliminadas, algo que, de modo incomprensible, no se prodiga más en estos casos.
Valoración: 8/10
EDITORIAL: Underbrain
PVP: 17,00 €
Tomo tapa blamda con solapas, 17x24 cm., 144 pag., color.
Desastre es una enfermedad genética, de transmisión sexual, que nada tiene que ver con Stan Lee. En realidad sí tiene algo que ver; algunos lo asumen como un horrible objeto del destino, y otros como el siguiente salto evolutivo. Te pueden aparecer tres pezones, o la posibilidad de lanzar rayos por las manos. FIU, FIU. No importa, el cómic no trata de todo esto.
Parece que nuestro protagonista es el primer viajero espacial, que ha abandonado los años más felices del siglo XX, a cambio de un agobiado siglo XXI. También parece que la invasión de unos alienígenas azules cual pitufos es inminente, y además los avatares te leen los pensamientos, y se mosquean si les disparas a los genitales. Bien pensado, yo tampoco reaccionaría muy bien si algún pringado practicara el tiro al pato con mis pelotas. Igual me daba por invadirles a mí también. Pero ese no es el quid de la cuestión.
Esto va de viajes en el tiempo, por supuesto, y más vale que dispongas del suficiente, porque vas a necesitar leer este cómic del tirón para entender la línea temporal. Tampoco es que importe, pero vas a disfrutar mucho más de sus intenciones, todas malas, las de este murciano marciano, Fran Fernández, tan cerca de Clowes como de Toriyama. Así da gusto aficionarse al noveno arte, con jóvenes talentos como éste dispuestos a recomponer el medio como les viene en gana, y hacerlo bien.
El precio un tanto elevado, pero se le perdona por la buena calidad de ese papel resbaladizo, en una editorial independiente, Underbrain, que decide arriesgarse por el cómic, por un autor novel, y por una historia desquiciada. Agradezco la inclusión de viñetas eliminadas, algo que, de modo incomprensible, no se prodiga más en estos casos.
Valoración: 8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario