GUION Y DIBUJOS: Baru
EDITORIAL: Astiberri
PVP: 25,00 €
Tomo tapa blanda con solapas, 19x26 cm., 208 pag., color. Francia, 1957.
Seguimos abonados a la nostalgia, tal y como dictan las tradicionales fechas. Con el espíritu del baúl de los recuerdos, en el que todo tiempo pasado fue mejor, nos dejamos llevar lejos de nuestras penas y pesares, atisbando otras épocas menos higiénicas y más insalubres, pero decididamente más inocentes.
Así disfrutamos de la lectura de estos cuatro volúmenes, agrupados en una edición integral gracias a Astiberri. Nos sumergiremos en unos simpáticos años ’50, rodeados de la típica miseria y convivencia de unos barrios humildes, donde los trabajadores de jornal encuentran a sus pares. En el lugar, una idílica zona rural de la acogedora Francia, conviven ciudadanos de no pocas nacionalidades, que han encontrado en esa tierra la promesa de prosperidad y un futuro de esperanza.
Puede parecer, con la presentación que se nos ofrece, que se trata de un panfleto político o antimilitarista. Si bien ofrece un escenario donde desarrollar algunas subtramas de contraste, no es ni mucho menos intención del autor impregnar sus páginas con el convulso momento que se vivía entonces, colisionando valores socioeconómicos en la vieja Europa. Ya os lo podéis quitar de la cabeza.
En cambio, Baru sabe ponerse en la camisa de un “yo” más joven, un niño de origen humilde pero honrado, italiano de ascendencia y francés de adopción, que lucha y vence en su pequeño mundo, compuesto de multitud de pequeños retos. Compartiremos el rencor arraigado con los vecinos de su propio pueblo, o la rivalidad directa con los del pueblo aledaño. Las estrategias y los ardides que trama su tribu, para escarmentar a algún que otro elemento subversivo entre sus filas. Y por supuesto, el liviano despertar sexual, siempre anticipado por el sexo débil, que se las sabe todas.
En definitiva, una lectura amena y sin muchas pretensiones, más allá de entretener y evocar sentimientos positivos. Lo más significativo vendría a ser el cuidadoso trato de la línea clara, típico estilo francobelga, revolucionado con atrevimiento por el autor; desde luego, ayuda a disfrutar de la historia.
Valoración: 6,5/10
EDITORIAL: Astiberri
PVP: 25,00 €
Tomo tapa blanda con solapas, 19x26 cm., 208 pag., color. Francia, 1957.
Seguimos abonados a la nostalgia, tal y como dictan las tradicionales fechas. Con el espíritu del baúl de los recuerdos, en el que todo tiempo pasado fue mejor, nos dejamos llevar lejos de nuestras penas y pesares, atisbando otras épocas menos higiénicas y más insalubres, pero decididamente más inocentes.
Así disfrutamos de la lectura de estos cuatro volúmenes, agrupados en una edición integral gracias a Astiberri. Nos sumergiremos en unos simpáticos años ’50, rodeados de la típica miseria y convivencia de unos barrios humildes, donde los trabajadores de jornal encuentran a sus pares. En el lugar, una idílica zona rural de la acogedora Francia, conviven ciudadanos de no pocas nacionalidades, que han encontrado en esa tierra la promesa de prosperidad y un futuro de esperanza.
Puede parecer, con la presentación que se nos ofrece, que se trata de un panfleto político o antimilitarista. Si bien ofrece un escenario donde desarrollar algunas subtramas de contraste, no es ni mucho menos intención del autor impregnar sus páginas con el convulso momento que se vivía entonces, colisionando valores socioeconómicos en la vieja Europa. Ya os lo podéis quitar de la cabeza.
En cambio, Baru sabe ponerse en la camisa de un “yo” más joven, un niño de origen humilde pero honrado, italiano de ascendencia y francés de adopción, que lucha y vence en su pequeño mundo, compuesto de multitud de pequeños retos. Compartiremos el rencor arraigado con los vecinos de su propio pueblo, o la rivalidad directa con los del pueblo aledaño. Las estrategias y los ardides que trama su tribu, para escarmentar a algún que otro elemento subversivo entre sus filas. Y por supuesto, el liviano despertar sexual, siempre anticipado por el sexo débil, que se las sabe todas.
En definitiva, una lectura amena y sin muchas pretensiones, más allá de entretener y evocar sentimientos positivos. Lo más significativo vendría a ser el cuidadoso trato de la línea clara, típico estilo francobelga, revolucionado con atrevimiento por el autor; desde luego, ayuda a disfrutar de la historia.
Valoración: 6,5/10
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