martes, 24 de diciembre de 2013
La Venganza del Conde Skarbek
GUION: Yves Sente
DIBUJOS: Grzegorz Rosinski
EDITORIAL: Norma
PVP: 14,00 € c/u
Álbumes de 56 pgs color, tapa dura, tamaño 23’5x31 cm.
El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas. Seguro que todos vosotros tenéis presente ese clásico de la literatura de folletín, con altas dosis de aventura, tragedia, y sobretodo, venganza. Venganza con mayúsculas, de esa que se deja enfriar durante años para poder sorprender, para destruir cualquier resquicio de humanidad que reste en el corazón de las almas implicadas.
En estos dos volúmenes repasamos la obra en cuestión, desde un punto de vista alternativo, esquivando la mera adaptación a la novela gráfica. No es casualidad la presencia de cierto escribano en el público de la Corte, dispuesto a beber de la realidad para obtener apetitosos frutos que llevar a la ficción. Así, pues, estamos ante una reinterpretación disyuntiva de la obra original, enriqueciéndose mutuamente.
A lo largo del primer volumen, Dos Manos de Oro, se nos presenta el regreso de cierto reputado artista, dado por muerto años ha. Nos ponen en antecedentes de lo que fue su difícil juventud, allá en las lejanas tierras de Europa Oriental, y las vicisitudes que le llevaron hace tiempo a la capital francesa. La trama prosigue sin pausa en el segundo volumen, Un Corazón de Bronce, donde se desvelan las artimañas y los actores tras el telón de la tragedia, o eso parece.
Buen trabajo el del escritor Yves Sente, haciendo suya la historia y presentándola de modo nuevo y original. No olvida el ritmo, ni la inclusión de dramáticas pausas previas a la tormenta desatada.
De todos modos, el auténtico tesoro se encuentra en el arte de las viñetas. Las pinturas al agua de Rosinski pecan de una falta de pureza inevitable, pero las compensa con su sangre incorporada en la mezcla. Acostumbrado a su labor en la colección Thorgal, le encuentro aquí más completo, al menos en lo que a recreación ambiental se refiere.
Amena y sorprendente lectura, que no debe despistarnos en nuestro propósito de acudir, raudo cual pantera hambrienta, a nuestra biblioteca pública, donde encontraremos el título madre que plantó la semilla de esta hermosa propuesta.
Valoración: 7/10
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