GUION: Bill Willingham
DIBUJOS: Paul Guinan
EDITORIAL: Planeta
PVP: 12,95 €
Edición original: Proposition Player USA. Libro rústica, 144 págs., color.
Curiosas las particularidades de este cómic. Integado en el sello Vertigo, fue publicado allá en los USA allá por el año 2000, cuando su guionista, Bill Willingham, todavía no era el rey Midas del proyecto editorial adulto. En España tardó lo suyo en ver la luz, y finalmente Planeta se atrevió a publicarlo en las postrimerías de su aventura DC. Me consta que no ha disfrutado del impacto esperado, y ahora me dispongo a desmigajar las causas del batacazo.
Nos recibe el álbum un extenso y pormenorizado tratado sobre los juegos de naipes, y del poker en particular. Con ello, se nos anticipa que leeremos sobre un jugador profesional de dicho entretenimiento, y los avatares que padecerá cuando, en su monótono y anticipado porvenir, se entrometen una serie de fabulosas entidades divinas. Claro que el poker poco o nada tiene que ver en la historia, y esa es la primera paradoja que deberá enfrentar al lector. Para proseguir, advierto que voy a desmenuzar la trama, con lo que aviso de la presencia inevitable de spoilers.
Joey Martin trabaja en un casino, calentando sillas. Los últimos años ha ido ahorrando como una hormiguita, con las ínfimas ganancias que le permiten sus cada vez más afinadas habilidades. Un buen día, con la coña, acaba comprando un paquete de almas a cambio de unas cervezas, y en fin, todos habéis visto aquel episodio de los Simpson; ahora el chaval es propietario ilegal de 36 almas humanas, con lo que Cielo e Infierno interferirán para recolectarlas.
Para convencer al joven, el representante celestial (un angel de 2,30 m y corto de entendederas), le guiará por un tour a través de panteones olvidados, donde Joey trabará amistades que le servirán en el futuro. Y de ahí a construir su propio Paraíso, un solo paso. Ahora, una cadena de tenderetes por todo el mundo, cual Starbuck, compra almas por el módico precio de 12 pavos. Negocio redondo.
La estructura de la trama está muy bien construida, y las referencias y guiños al lector son continuas, como cabría esperar en un trabajo de este guionista. Entendería que fuese planeada como una serie regular, incluso una maxiserie de doce o más entregas; el salto de seis años en la historia antes del último episodio denota una apresurada conclusión, evitando giros argumentales de enorme potencial.
El dibujo de Guinan, definitivamente, no está a la altura. Han optado por una caracterización bufonesca, que le viene bien al tono de la historia, pero cualquiera que haya disfrutado con la serie Fables advertirá que puede hacerse mucho mejor para garantizar semejantes resultados. La portada española es fea a rabiar, obviando las hermosas aportaciones de John Bolton, disponibles en el cierre del ejemplar.
Era pertinente esta disección descarada de la obra, para justificar su lectura, y asímismo reivindicar un mejor trato al amplio universo disponible. Entiendo que a estas alturas es difícil recuperar unos personajes ya olvidados en el limbo, más después del precipitado desenlace. Podrá la actual posición privilegiada del guionista restaurar sus posibilidades de reintegración? Tal vez para la pequeña pantalla.
Valoración: 6,5/10
DIBUJOS: Paul Guinan
EDITORIAL: Planeta
PVP: 12,95 €
Edición original: Proposition Player USA. Libro rústica, 144 págs., color.
Curiosas las particularidades de este cómic. Integado en el sello Vertigo, fue publicado allá en los USA allá por el año 2000, cuando su guionista, Bill Willingham, todavía no era el rey Midas del proyecto editorial adulto. En España tardó lo suyo en ver la luz, y finalmente Planeta se atrevió a publicarlo en las postrimerías de su aventura DC. Me consta que no ha disfrutado del impacto esperado, y ahora me dispongo a desmigajar las causas del batacazo.
Nos recibe el álbum un extenso y pormenorizado tratado sobre los juegos de naipes, y del poker en particular. Con ello, se nos anticipa que leeremos sobre un jugador profesional de dicho entretenimiento, y los avatares que padecerá cuando, en su monótono y anticipado porvenir, se entrometen una serie de fabulosas entidades divinas. Claro que el poker poco o nada tiene que ver en la historia, y esa es la primera paradoja que deberá enfrentar al lector. Para proseguir, advierto que voy a desmenuzar la trama, con lo que aviso de la presencia inevitable de spoilers.
Joey Martin trabaja en un casino, calentando sillas. Los últimos años ha ido ahorrando como una hormiguita, con las ínfimas ganancias que le permiten sus cada vez más afinadas habilidades. Un buen día, con la coña, acaba comprando un paquete de almas a cambio de unas cervezas, y en fin, todos habéis visto aquel episodio de los Simpson; ahora el chaval es propietario ilegal de 36 almas humanas, con lo que Cielo e Infierno interferirán para recolectarlas.
Para convencer al joven, el representante celestial (un angel de 2,30 m y corto de entendederas), le guiará por un tour a través de panteones olvidados, donde Joey trabará amistades que le servirán en el futuro. Y de ahí a construir su propio Paraíso, un solo paso. Ahora, una cadena de tenderetes por todo el mundo, cual Starbuck, compra almas por el módico precio de 12 pavos. Negocio redondo.
La estructura de la trama está muy bien construida, y las referencias y guiños al lector son continuas, como cabría esperar en un trabajo de este guionista. Entendería que fuese planeada como una serie regular, incluso una maxiserie de doce o más entregas; el salto de seis años en la historia antes del último episodio denota una apresurada conclusión, evitando giros argumentales de enorme potencial.
El dibujo de Guinan, definitivamente, no está a la altura. Han optado por una caracterización bufonesca, que le viene bien al tono de la historia, pero cualquiera que haya disfrutado con la serie Fables advertirá que puede hacerse mucho mejor para garantizar semejantes resultados. La portada española es fea a rabiar, obviando las hermosas aportaciones de John Bolton, disponibles en el cierre del ejemplar.
Era pertinente esta disección descarada de la obra, para justificar su lectura, y asímismo reivindicar un mejor trato al amplio universo disponible. Entiendo que a estas alturas es difícil recuperar unos personajes ya olvidados en el limbo, más después del precipitado desenlace. Podrá la actual posición privilegiada del guionista restaurar sus posibilidades de reintegración? Tal vez para la pequeña pantalla.
Valoración: 6,5/10
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