jueves, 17 de enero de 2013

Una colmena en construcción

wrapimgGUION Y DIBUJOS: Luís Durán
EDITORIAL: Norma
PVP: 25,00 €


Tomo tapa dura, 17 x 24 cm., 392 pag., color.

Cada vez que una novedad de Luís Durán aparece en las librerías, es para mí motivo de regocijo y alegría. Prolífico autor patrio, su cada vez más dilatada carrera artística parece seguir ciertos patrones seculares, que de momento solo comparten él mismo, y los habitantes de su ingente imaginación. A la busca y captura de comprensión, que de manera inevitable me llevará a la iluminación, indago en cada una de sus entregas comiqueras, como autor completo (la mayoría), o mero guionista (la exultante excepción). De momento, la búsqueda es infructuosa, pero el esfuerzo a menudo se ve recompensado con creces.

Y digo a menudo, porque en contadas ocasiones sufro como lector lo que un más llano miembro del vulgo denominaría “coitos interruptus”. Eso es, que justo cuando más espero satisfacción a raudales en mi organismo, las expectativas demuestran ser demasiado optimistas, y permanezco impávido con el libro cerrado, la lectura ya concluida, preguntándome hasta qué punto no seré yo el imbécil. No te molestes en responder.

Tenemos un precioso ejemplar, por fin una lujosa edición a la altura del que está llamado a ser próximo premio nacional del cómic. Norma se ha hecho cargo, como tal vez ninguna otra editorial hubiera sido capaz. El precio no es cuestión baladí, pero entendemos que la calidad del papel, el coloreado adicional, y el grosor del volumen lo justifican. En realidad, resulta barato, aunque haya que imprimir en Singapur, o donde haga falta. O resultaría, si el contenido hubiera sabido estar a la altura.

Cuenta con todos los elementos que han convertido el trabajo de Durán en material digno de elogio: un buen montón de personajes misteriosos, que irán desvelando su sombra a medida que los conozcamos; una trama envuelta en ensoñaciones, recuerdos, nostalgia y pesadumbres, que pesarán en el presente; y por supuesto, el inconfundible estilo gráfico del autor, que provocaba cierto rechazo en sus principios, pero ha sabido encontrar su lugar en nuestro corazón a través de nuestras lánguidas miradas.

Entonces, por qué no ha terminado de ilusionarme, como otros ejemplos previos de Durán? Lo achaco a ese carácter en exceso parsimonioso, que no acaba por conducirme al destino prometido. También a ese divagar entre viñetas, agradable a la vista, pero que cumple ese único objetivo. Si bien puede ser satisfactorio en conjunto cuando se ha disfrutado de la lectura, como ocurre en otros trabajos de este y otros autores (estoy pensando en el maestro Miguelanxo Prado), si no consigue atraparnos con sus promesas nostálgicas quedaremos náufragos de buenas sensaciones.

A pesar de ello, no quiero que se malinterprete, pues he disfrutado de momentos agradables paseando mi mirada sobre las páginas, acariciando las sonrisas y los anhelos de unos personajes con los que podemos identificarnos fácilmente. Por cierto, conozco al tipo que construye la catedral con sus propias manos, y desde Les Fonts no hay tan hermosa vista con tréboles y panales.


Valoración: 5/10


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