jueves, 26 de julio de 2012
Drácula
GUION: Pascal Croci, Françoise-Sylvie Pauly
DIBUJOS: Pascal Croci
EDITORIAL: Norma
PVP: 19,50 €
Edición original: Dracula, le Prince Valaque Vlad Tepes FRA Fecha de edición: septiembre de 2007 Formato: Libro cartoné, 152 págs.
El mito del Conde Drácula ha inspirado a innumerables creadores, artistas en todos los ámbitos, para expresar multitud de sentimientos sobrecogedores, todos basados, en cierta manera, en un terror romántico nacido de la pluma de Bram Stoker, quien cimentó las bases de una leyenda que perdurará por siempre.
Cuando supe de una interpretación del personaje, una transcripción de la novela original, llevada a cabo nada menos que por Croci, supe que debía hacerme con ella. El hombre ya demostró su inmenso talento en Auschwitz, y podía esperar maravillas. El chasco ha sido de impresión.
La obra se compone de dos historias independientes, pero que de cierta manera se complementan la una a la otra. El príncipe valaco Vlad Tepes, nos presenta el origen del monstruo, el nacimiento de la criatura a partir de la crueldad de un hombre. Ambientada en el oscuro medievo, la radicalización de una postura enérgica, defensiva de la cristiandad frente al enemigo impío, justifica las acciones extremas de un hombre que acaba perdiendo su humanidad, para alcanzar la inmortalidad.
El díptico lo completa El mito contado por Bram Stoker, una adaptación en toda regla de la novela Drácula, escrita por el susodicho. Terror romántico que todos conocemos, que ha sufrido multitud de configuraciones, acomodadas según su transcriptor. Jonathan Harker, Mina Harker, o Van Helsing, todos familiares conocidos, cuyas acciones no nos son alienas a estas alturas.
Las pegas que le puedo atribuir a la obra son muchas, e intentaré comentarlas todas. La primera y más evidente, es el divorcio existente entre narración y dibujo. Bien puedo culpar a Françoise-Sylvie Pauly, coguionista del trabajo, cuya labor en concreto soy incapaz de delimitar. Interesa el estilo barroco, pero la transcripción es en exceso farragosa, se enfanga en descripción y narración, perdiendo el ritmo de la lectura, y sin que se produzca ningún hallazgo digno en la escritura. A menudo, incluso sospecho despaginación, error en la edición que explique la falta de coherencia argumental.
Su mayor pecado, no obstante, es una absoluta falta de integración con el dibujo. Las ilustraciones son, obvia decirlo, de lo mejor del álbum, excelentes todas y cada una de ellas, propia del genio de su autor. Pero restan descolgadas de la historia, ausentes una de la otra, producto de una descoordinación abrumadora.
Finalmente, no puedo si no lamentar el semblante que Croci insiste en inculcar a su obra, aunque eso sea ya mucho más personal. Ignora el aspecto erótico del personaje, de la leyenda, que yo infiero imprescindible para entender el fenómeno. Además, lo hecho de menos, qué demonios; tratándose de un ilustre dibujante europeo, cabía esperar milagros. Del mismo modo, evita en todo momento representar la imagen del Conde Drácula, cual divina iluminación, permitiendo al lector la tarea de imaginarlo, cuando precisamente, lo que desea es contemplar la visión de un monstruo de la pluma como es Croci. Una triste contradicción.
Ocasiones perdidas las hay en abundancia, y es entonces cuando debemos derramar una lágrima, por lo que pudo ser y no fue. Casi mejor ignorarlo en nuestro derrotero lectivo, para no albergar profundos pesares y una gran desdicha.
Valoración: 3,5/10
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