GUION Y DIBUJOS: VVAA
EDITORIAL: Planeta
PVP: 40,00 €
Tomo tapa dura, formato grande, 26x37 cm., 200 pag., color. Recopila Wednesday Comics 1-12, Oversized Hardcover extras USA.
Bajo la cabecera de Wednesday Comics, la editorial DC encuentra una buena excusa para reunir a grandes (y medianos) autores, encargados de algunos de sus más flamantes protagonistas de sus cómics. Cada uno de ellos aparecerá en unas pocas páginas, pero tendrán suficiente para desplegar su talento y habilidades.
El planteamiento nace de la idea de emular ediciones de periódicos, a la manera de una página de gran tamaño, con periodicidad diaria, y el consiguiente “continuará” que convertía al lector en un ávido ser desesperado por conocer la consecución de la historia. Eso de por sí ya supone una interesante y digna propuesta narrativa.
Pero no nos engañemos, pues el gran formato de página permite el lucimiento de los artistas, que no se cortan un pelo para desplegar sus habilidades y técnicas sin corsés ni plazos de entrega, u obligaciones estructurales. Naturalmente, la variabilidad del proyecto origina enormes diferencias cualitativas en el trabajo definitivo, por lo que he decidido comentar cada historia por separado. Tenemos tiempo?
Abrimos bocado con Batman, de Azzarello y Risso, como ejemplo de dos artistas capaces de repetirse hasta la saciedad, y de copiarse impunemente. El personaje se vende solo, pero provoca la sensación de leer lo mismo por enésima vez. Aún así, sigue siendo buenísimo, si te gusta el equipo creativo.
Kamandi de Gibbons y Ryan Sook me ha sorprendido enormemente, teniendo en cuenta que lo protagoniza un personaje alieno totalmente a mis previos conocimientos. Aprovechan al máximo las posibilidades del esquema narrativo del libro, y el dibujo es poco menos que extraordinario.
Superman de Arcudi y Bermejo, otro dúo que repite, ofrece lo que promete, satisfaciendo con creces a los lectores que ansían una trama original (si todavía cabe este adjetivo con el hombre de acero), y un dibujo marca de la casa, acentuando relieve y dimensiones.
Deadman de Dave Bullock y Vinton Heuck, sorprende nuevamente con un argumento pretendidamente tramposo, pero que el audaz lector sabrá interpretar con cierta distancia, y le permitirá disfrutar con otros matices del trabajo, como un dibujo moderno y arriesgado.
Green Lantern de Busiek y Quiñones, me presenta ese personaje ahora tan en boga entre los lectores habituales, pero que a mí siempre se me ha escapado; y lo lamento tras leer estas pocas páginas, con una trama bien compuesta, un personaje atractivo (éste no se volvía loco y destruía la ciudad?), y un dibujo que encaja estupendamente.
Metamorpho de Gaiman y Allred, supone el pináculo ecléctico del volumen para este humilde lector. Con autores de estas características, encuentras exactamente lo que prometen, introduciendo a un personaje que ya moría en las páginas de Sandman, y evocando permanentemente a un tal Madman.
Teen Titans de Berganza y Galloway, el mayor altibajo del libro, o a mí me lo pareció, pues desconozco absolutamente a los protagonistas, y francamente, poco interés me han despertado. Se entiende que el dibujo es muy moderno, pero no hay manera de rescatar estas páginas. Nunca es el fin! Por favor…
Adam Strange de Paul Pope, es probablemente el mejor ejemplo de cómic de autor, adaptado a un personaje mainstream (más o menos) del cómic americano. Este buen hombre sorprendió a propios y extraños con su visión del hombre murciélago, y logra lo mismo en cien viñetas con esta propuesta.
Supergirl de Palmiotti y Amanda Conner, quiere hacernos reir, algo que no buscaba cuando invertí mis cuarenta euros. Alguna sonrisa me ha arrancado, con una historia hueca de contenido y propósito, y un dibujo muy adecuado y colorido para una serie regular infantil, como podría ser el caso.
Metal Men de Dan Didio, José Luís García López, y Kevin Nowlan, no resulta tan panoli como podría parecer en principio. Unos personajes surgidos de una mentalidad lineal, con un discurso cómico a ultranza, pero que esconden una realidad y una moraleja más profunda que las viñetas que los contienen.
Wonder Woman de Ben Caldwell, nos ofrece unos dibujos espectaculares, con sus catorce letras, nacidos en la industria de la animación. Ahora bien, la historia es infumable, y lo que es peor, es un cómic difícil de leer, que no lleva a ninguna parte. Imposible seguir el paso.
Sgt. Rock de Adam Kubert y Joe Kubert, nos demuestra que el tiempo no pasa en balde, y retirarse a tiempo ahorra vergüenza. Aunque el dibujo conserva la frescura que cabría esperar, no merece el espacio destinado en este ejemplar; por otro lado, el argumento es terrible, lamentable, e ignominioso.
Flash de Kerschl y Fletcher, en una de sus paradojas temporales, juega con su condición viajero de cronos con una historia simpática y suficientemente original. Las ilustraciones son hermosas, capaces de convertir a un pagano en un potencial admirador del personaje.
Demon y Catwoman comparten una historia de Simonson y Stelfreeze, bastante banal en su conducción y conclusión, que se salva apenas por unos dibujos muy por debajo de las posibilidades del artista.
Hawkman de Kyle Baker cierra el libro, con una trama que, de acuerdo con la manera de hacer del autor, comienza de manera surrealista, para pasar a un aspecto aún más absurdo si cabe. Giros argumentales en pocas páginas que nos conducen de modo sorprendente.
Acabamos el relleno con un par de páginas adicionales, unos bocetos, y biografías seleccionadas. Ahora, con conocimiento de causa, podemos justificar si merece el gasto importante que desembolsamos para adquirir este pedazo de tomo. En todo caso, el formato queda más que justificado, y el contenido, en su mayor parte, está por encima del nivel de calidad exigido en estos casos.
Valoración: 7,5/10
EDITORIAL: Planeta
PVP: 40,00 €
Tomo tapa dura, formato grande, 26x37 cm., 200 pag., color. Recopila Wednesday Comics 1-12, Oversized Hardcover extras USA.
Bajo la cabecera de Wednesday Comics, la editorial DC encuentra una buena excusa para reunir a grandes (y medianos) autores, encargados de algunos de sus más flamantes protagonistas de sus cómics. Cada uno de ellos aparecerá en unas pocas páginas, pero tendrán suficiente para desplegar su talento y habilidades.
El planteamiento nace de la idea de emular ediciones de periódicos, a la manera de una página de gran tamaño, con periodicidad diaria, y el consiguiente “continuará” que convertía al lector en un ávido ser desesperado por conocer la consecución de la historia. Eso de por sí ya supone una interesante y digna propuesta narrativa.
Pero no nos engañemos, pues el gran formato de página permite el lucimiento de los artistas, que no se cortan un pelo para desplegar sus habilidades y técnicas sin corsés ni plazos de entrega, u obligaciones estructurales. Naturalmente, la variabilidad del proyecto origina enormes diferencias cualitativas en el trabajo definitivo, por lo que he decidido comentar cada historia por separado. Tenemos tiempo?
Abrimos bocado con Batman, de Azzarello y Risso, como ejemplo de dos artistas capaces de repetirse hasta la saciedad, y de copiarse impunemente. El personaje se vende solo, pero provoca la sensación de leer lo mismo por enésima vez. Aún así, sigue siendo buenísimo, si te gusta el equipo creativo.
Kamandi de Gibbons y Ryan Sook me ha sorprendido enormemente, teniendo en cuenta que lo protagoniza un personaje alieno totalmente a mis previos conocimientos. Aprovechan al máximo las posibilidades del esquema narrativo del libro, y el dibujo es poco menos que extraordinario.
Superman de Arcudi y Bermejo, otro dúo que repite, ofrece lo que promete, satisfaciendo con creces a los lectores que ansían una trama original (si todavía cabe este adjetivo con el hombre de acero), y un dibujo marca de la casa, acentuando relieve y dimensiones.
Deadman de Dave Bullock y Vinton Heuck, sorprende nuevamente con un argumento pretendidamente tramposo, pero que el audaz lector sabrá interpretar con cierta distancia, y le permitirá disfrutar con otros matices del trabajo, como un dibujo moderno y arriesgado.
Green Lantern de Busiek y Quiñones, me presenta ese personaje ahora tan en boga entre los lectores habituales, pero que a mí siempre se me ha escapado; y lo lamento tras leer estas pocas páginas, con una trama bien compuesta, un personaje atractivo (éste no se volvía loco y destruía la ciudad?), y un dibujo que encaja estupendamente.
Metamorpho de Gaiman y Allred, supone el pináculo ecléctico del volumen para este humilde lector. Con autores de estas características, encuentras exactamente lo que prometen, introduciendo a un personaje que ya moría en las páginas de Sandman, y evocando permanentemente a un tal Madman.
Teen Titans de Berganza y Galloway, el mayor altibajo del libro, o a mí me lo pareció, pues desconozco absolutamente a los protagonistas, y francamente, poco interés me han despertado. Se entiende que el dibujo es muy moderno, pero no hay manera de rescatar estas páginas. Nunca es el fin! Por favor…
Adam Strange de Paul Pope, es probablemente el mejor ejemplo de cómic de autor, adaptado a un personaje mainstream (más o menos) del cómic americano. Este buen hombre sorprendió a propios y extraños con su visión del hombre murciélago, y logra lo mismo en cien viñetas con esta propuesta.
Supergirl de Palmiotti y Amanda Conner, quiere hacernos reir, algo que no buscaba cuando invertí mis cuarenta euros. Alguna sonrisa me ha arrancado, con una historia hueca de contenido y propósito, y un dibujo muy adecuado y colorido para una serie regular infantil, como podría ser el caso.
Metal Men de Dan Didio, José Luís García López, y Kevin Nowlan, no resulta tan panoli como podría parecer en principio. Unos personajes surgidos de una mentalidad lineal, con un discurso cómico a ultranza, pero que esconden una realidad y una moraleja más profunda que las viñetas que los contienen.
Wonder Woman de Ben Caldwell, nos ofrece unos dibujos espectaculares, con sus catorce letras, nacidos en la industria de la animación. Ahora bien, la historia es infumable, y lo que es peor, es un cómic difícil de leer, que no lleva a ninguna parte. Imposible seguir el paso.
Sgt. Rock de Adam Kubert y Joe Kubert, nos demuestra que el tiempo no pasa en balde, y retirarse a tiempo ahorra vergüenza. Aunque el dibujo conserva la frescura que cabría esperar, no merece el espacio destinado en este ejemplar; por otro lado, el argumento es terrible, lamentable, e ignominioso.
Flash de Kerschl y Fletcher, en una de sus paradojas temporales, juega con su condición viajero de cronos con una historia simpática y suficientemente original. Las ilustraciones son hermosas, capaces de convertir a un pagano en un potencial admirador del personaje.
Demon y Catwoman comparten una historia de Simonson y Stelfreeze, bastante banal en su conducción y conclusión, que se salva apenas por unos dibujos muy por debajo de las posibilidades del artista.
Hawkman de Kyle Baker cierra el libro, con una trama que, de acuerdo con la manera de hacer del autor, comienza de manera surrealista, para pasar a un aspecto aún más absurdo si cabe. Giros argumentales en pocas páginas que nos conducen de modo sorprendente.
Acabamos el relleno con un par de páginas adicionales, unos bocetos, y biografías seleccionadas. Ahora, con conocimiento de causa, podemos justificar si merece el gasto importante que desembolsamos para adquirir este pedazo de tomo. En todo caso, el formato queda más que justificado, y el contenido, en su mayor parte, está por encima del nivel de calidad exigido en estos casos.
Valoración: 7,5/10
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