EDITORIAL: La Cúpula
PVP: 15,00 €
Tomo tapa blanda con solapas. 144 pgs b/n. 17,5 x 24 cm.
Parecen personas normales, tipos corrientes, gente de la calle; pero cometieron el error de participar en el espectáculo del mago catalán Ciempiés. Bajo la inocente apariencia de un mediocre prestidigitador de estrafalario atuendo, se esconde un villano ávido de revestir la humanidad de los inocentes con la posesión de seres alienos, iniciando así una lenta pero inexorable invasión.
Con ese truco de feria, la dimensión incursora, poblada por escabrosos entes alados, ocupa el espacio físico de las personas en esta nuestra realidad, robando bebés y ensuciando monumentos, o lo que quiera que hagan esos monstruos voladores en su tiempo libre, entre escarceo y pirueta.
Dos de estos individuos alterados, Lucía y Lucio, conducen el núcleo de la trama, pobre en desarrollo y profundidad. Con alguna que otra ayuda, dos personalidades apenas trazadas se convertirán en el punto ejecutor del plan maligno, así como la inútil resistencia; Diox nos pille confesados.
Un proyecto ambicioso, inspirado en la fantaciencia más arraigada, que de tan superficial tratamiento se erosiona y hunde en la mediocridad. Solamente cuenta con dos caracteres y alguna muletilla, pero pasan por la viñeta cual fantasmas, sin profundizar en sus vidas, sus intereses, y los motivos que les impulsan a ser tal cual son.
El punto fuerte de Salvador Sanz es el dibujo, blanco y negro tramado, lo único con tres dimensiones de la historia. Pero esbozos rescatados del fondo del cajón, no deben servir de excusa para completar toda una novela gráfica. Puede ser falta de orientación, o una pobre planificación narrativa, pero resulta a todas luces insuficiente.
Valoración: 3,5/10
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