GUION: Mark Millar
DIBUJOS: John Romita Jr
EDITORIAL: Panini
PVP: 19,95 €
Tomo tapa dura. 200 pgs color. 18,5 x 28 cm. Contiene Kick-Ass 2 1-7 USA (2010-12).
Hace algún tiempo, el rebelde y disparatado Millar nos sorprendía una vez más, en esta ocasión presentando a un chaval cualquiera, un anónimo representante del término medio, estudiante de un instituto mediocre. No obstante, su gran afición por los cómics (entre otras cosas), le impulsó, un buen día, a disfrazarse y ocultar su identidad, mientras vagaba sin rumbo por las calles de la ciudad. Había nacido un fenómeno.
La idea resultaba novedosa, y me convenció el planteamiento sereno que utilizó el guionista. De hecho, si tus héroes son guitarristas o cantantes, no tardas en formalizar un grupo de rock con tus colegas. Qué hay de embutirse unos leotardos y unas mallas, y pasear por las azoteas del barrio? El triunfo estaba escrito en el destino de esta obra.
Incluso se rodó una película, con cierta repercusión en los medios generalistas. Ello implica beneficios a mansalva, y la presión para una secuela se incrementa. Circunscribir que debía aparecer en viñeta con anterioridad era una obviedad, y el mismo equipo artístico se puso manos a la obra.
Esta segunda parte es, pues, una consecuencia inevitable, aplicada al guión más básico que se te puede ocurrir. Grupos de héroes y villanos haciendo lo que se supone que hacen los bidimensionales. Los buenos se reúnen en cuarteles secretos y planean obras de beneficiencia. Los malos masacran sin razón y ambicionan poder, riquezas, y sobretodo, caos.
El exceso de violencia gratuita es obligatorio, y tan esperado que ya no provoca impresión alguna. Por desgracia, es el único recurso argumental que todavía permanecía en el fondo de la sesera de Millar, con lo que no podemos esperar nada mejor. Divertido e iconoclasta, pero ya totalmente previsible.
Pero la mayor desgracia es contar con Romita Jr para el arte. Y no es que realice una ardua labor, restringida a unos bocetos perfilados para que otros suden con el trabajo duro. A mi modo de ver, se convierte (junto con Gulacy y Milgrom) en uno de los peores dibujantes que aporta la industria, a menos que lo quieras contratar para diseñar los cabezudos de las fiestas del pueblo.
He disfrutado con la lectura de esta segunda entrega, pero echo mucho de menos el enorme trasfondo que servía como abono para una historia a priori inconcebible; se limita a proporcionar entretenimiento y humor zafio, previo el estreno de la inminente película (la auténtica gallina que proporciona huevos de oro, no te engañes).
Valoración: 3/10
DIBUJOS: John Romita Jr
EDITORIAL: Panini
PVP: 19,95 €
Tomo tapa dura. 200 pgs color. 18,5 x 28 cm. Contiene Kick-Ass 2 1-7 USA (2010-12).
Hace algún tiempo, el rebelde y disparatado Millar nos sorprendía una vez más, en esta ocasión presentando a un chaval cualquiera, un anónimo representante del término medio, estudiante de un instituto mediocre. No obstante, su gran afición por los cómics (entre otras cosas), le impulsó, un buen día, a disfrazarse y ocultar su identidad, mientras vagaba sin rumbo por las calles de la ciudad. Había nacido un fenómeno.
La idea resultaba novedosa, y me convenció el planteamiento sereno que utilizó el guionista. De hecho, si tus héroes son guitarristas o cantantes, no tardas en formalizar un grupo de rock con tus colegas. Qué hay de embutirse unos leotardos y unas mallas, y pasear por las azoteas del barrio? El triunfo estaba escrito en el destino de esta obra.
Incluso se rodó una película, con cierta repercusión en los medios generalistas. Ello implica beneficios a mansalva, y la presión para una secuela se incrementa. Circunscribir que debía aparecer en viñeta con anterioridad era una obviedad, y el mismo equipo artístico se puso manos a la obra.
Esta segunda parte es, pues, una consecuencia inevitable, aplicada al guión más básico que se te puede ocurrir. Grupos de héroes y villanos haciendo lo que se supone que hacen los bidimensionales. Los buenos se reúnen en cuarteles secretos y planean obras de beneficiencia. Los malos masacran sin razón y ambicionan poder, riquezas, y sobretodo, caos.
El exceso de violencia gratuita es obligatorio, y tan esperado que ya no provoca impresión alguna. Por desgracia, es el único recurso argumental que todavía permanecía en el fondo de la sesera de Millar, con lo que no podemos esperar nada mejor. Divertido e iconoclasta, pero ya totalmente previsible.
Pero la mayor desgracia es contar con Romita Jr para el arte. Y no es que realice una ardua labor, restringida a unos bocetos perfilados para que otros suden con el trabajo duro. A mi modo de ver, se convierte (junto con Gulacy y Milgrom) en uno de los peores dibujantes que aporta la industria, a menos que lo quieras contratar para diseñar los cabezudos de las fiestas del pueblo.
He disfrutado con la lectura de esta segunda entrega, pero echo mucho de menos el enorme trasfondo que servía como abono para una historia a priori inconcebible; se limita a proporcionar entretenimiento y humor zafio, previo el estreno de la inminente película (la auténtica gallina que proporciona huevos de oro, no te engañes).
Valoración: 3/10
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