GUION: Alan Moore
DIBUJOS: Melinda Gebbie
EDITORIAL: Norma
PVP: 23,00 € c/u; 69,00 € la colección
Tres tomos de 104 y 112 pgs color, tapas duras con sobrecubierta, tamaño 22x30 cm aprox. El primer número incluye un cofre para guardar toda la colección.
Para cualquiera que conozca la obra de Alan Moore, resultarán reiterativos adjetivos de admiración y respeto por su obra, encumbrando su trabajo a las más altas cotas que puede aspirar no ya un guionista de tebeos, un artista de calado mundial. El hombre está retirado de servicio y obra, excepto cuando manda la cuenta corriente, o la estabilidad matrimonial. Tanto es así, que se prueba con otros formatos, explora nuevas vertientes. Así nace Lost Girls.
Parece el momento de advertir sobre el contenido adulto de este cómic, utilizando eufemismos como erótico o maduro cuando pretendo decir pornográfico. Inspirado en grabados y relatos tan ancestrales como la humanidad misma, teje una trama de pura pornografía, sustentándose además en clásicos de la literatura juvenil, para regocijo de psicoanalistas de fascículos.
Las protagonistas serán Alicia, Wendy, y Dorothy. Fueron los relatos de Carroll, Barrie, y Baum los que presentaron el paso de estas niñas a la madurez, representando el fascinante y sensual mundo de los adultos como País de las Maravillas, País de Nunca Jamás, o Mundo de Oz. Metáforas evidentes, que sorprenden al ingenuo lector que una vez disfrutó de las letras por sí mismas.
Ahora, estas tres señoritas han crecido, y coinciden en un vetusto y estrafalario hotel de la Europa Central en los meses previos a la Primera Guerra Mundial. Entre fornicio y obscenidad, narrarán sus peripecias adolescentes, mezcladas y confundidas con los viejos cuentos por todos conocidos, en un despilfarro de prosa arcaica cuando procede, de falaz vocablo cuando requiere.
Uno de los puntos fuertes que presenta esta obra son sus intensas y personales ilustraciones, recreadas por la señora Melinda Gebbie, cuya estrecha relación con el guionista barbudo favorece el intercambio de ideas. Del mismo modo que las palabras reflejan el paroxismo del sexo oral, los dibujos favorecen la ensoñación y fantasía que pretenden transmitir con estas páginas. Dejando de lado el interés eyaculatorio, siguen siendo unas imágenes extraordinarias.
Mayúscula impresión la que provoca la edición, por cierto. No es una adquisición barata, ni mucho menos. Debe ser mucha la devoción que sientes por el autor, o la que siente por ti quien te haya regalado este título. Mereció los floreos que le brindaron en su momento, y ocupa un privilegiado rincón de las estanterías, del buen aspecto que presenta.
Sus cojones se deslizaban por mi frente, mientras los pelos de coño me llenaban la garganta, aquello… aquello era algo asombroso, era como tener a tus padres follando encima de ti.
Valoración: 8/10
DIBUJOS: Melinda Gebbie
EDITORIAL: Norma
PVP: 23,00 € c/u; 69,00 € la colección
Tres tomos de 104 y 112 pgs color, tapas duras con sobrecubierta, tamaño 22x30 cm aprox. El primer número incluye un cofre para guardar toda la colección.
Para cualquiera que conozca la obra de Alan Moore, resultarán reiterativos adjetivos de admiración y respeto por su obra, encumbrando su trabajo a las más altas cotas que puede aspirar no ya un guionista de tebeos, un artista de calado mundial. El hombre está retirado de servicio y obra, excepto cuando manda la cuenta corriente, o la estabilidad matrimonial. Tanto es así, que se prueba con otros formatos, explora nuevas vertientes. Así nace Lost Girls.
Parece el momento de advertir sobre el contenido adulto de este cómic, utilizando eufemismos como erótico o maduro cuando pretendo decir pornográfico. Inspirado en grabados y relatos tan ancestrales como la humanidad misma, teje una trama de pura pornografía, sustentándose además en clásicos de la literatura juvenil, para regocijo de psicoanalistas de fascículos.
Las protagonistas serán Alicia, Wendy, y Dorothy. Fueron los relatos de Carroll, Barrie, y Baum los que presentaron el paso de estas niñas a la madurez, representando el fascinante y sensual mundo de los adultos como País de las Maravillas, País de Nunca Jamás, o Mundo de Oz. Metáforas evidentes, que sorprenden al ingenuo lector que una vez disfrutó de las letras por sí mismas.
Ahora, estas tres señoritas han crecido, y coinciden en un vetusto y estrafalario hotel de la Europa Central en los meses previos a la Primera Guerra Mundial. Entre fornicio y obscenidad, narrarán sus peripecias adolescentes, mezcladas y confundidas con los viejos cuentos por todos conocidos, en un despilfarro de prosa arcaica cuando procede, de falaz vocablo cuando requiere.
Uno de los puntos fuertes que presenta esta obra son sus intensas y personales ilustraciones, recreadas por la señora Melinda Gebbie, cuya estrecha relación con el guionista barbudo favorece el intercambio de ideas. Del mismo modo que las palabras reflejan el paroxismo del sexo oral, los dibujos favorecen la ensoñación y fantasía que pretenden transmitir con estas páginas. Dejando de lado el interés eyaculatorio, siguen siendo unas imágenes extraordinarias.
Mayúscula impresión la que provoca la edición, por cierto. No es una adquisición barata, ni mucho menos. Debe ser mucha la devoción que sientes por el autor, o la que siente por ti quien te haya regalado este título. Mereció los floreos que le brindaron en su momento, y ocupa un privilegiado rincón de las estanterías, del buen aspecto que presenta.
Sus cojones se deslizaban por mi frente, mientras los pelos de coño me llenaban la garganta, aquello… aquello era algo asombroso, era como tener a tus padres follando encima de ti.
Valoración: 8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario